El Día de Todos los Santos es una solemnidad cristiana que tiene lugar el 1 de noviembre para las iglesias católicas de rito latino, y el primer domingo de Pentecostés en la Iglesia ortodoxa y las católicas de rito bizantino. No se debe confundir con la Conmemoración de los Fieles Difuntos.
En este día la Iglesia celebra una fiesta solemne por todos los difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es el día de «todos los santos». No se festeja solo en honor a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y por los que la Iglesia celebra en un día especial del año; se celebra también en honor a todos los que no están canonizados pero viven ya en la presencia de Dios en su Iglesia triunfante.
Es frecuente que este día las grandes catedrales exhiban las reliquias de los santos.
Historia
La Iglesia primitiva acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el lugar del martirio. Frecuentemente, los grupos de mártires morían el mismo día, lo cual condujo naturalmente a una celebración común. En la persecución de Diocleciano iniciada en 303, el número de mártires llegó a ser tan grande, que no se podía separar un día para asignársela. Pero la Iglesia, creyendo que cada mártir debía ser venerado, señaló un día en común para todos. En Oriente consta que ya se celebraba una fiesta en honor de todos los santos desde 359, como indican San Efrén en Carmina Nisibona, y San Atanasio en Epistulae Syriacae. La fecha estaba fijada en el 13 de mayo para las iglesias de Siria y el primer domingo después de Pentecostés para las de Antioquía, según San Juan Crisóstomo. Esta fecha, domingo de la octava de la Pascua de Pentecostés, continuó usándose entre las iglesias de rito bizantino como solemnidad de Todos los Santos.
El origen de esta fiesta en Roma, y con ello en la Iglesia occidental, se halla vinculado al templo del Panteón. Este edificio, que originalmente se dedicaba al culto de todos los dioses romanos, cayó en desuso como tal a fines del siglo iv. Hacia 608 Focas, emperador de Oriente lo donó al papa Bonifacio IV, quien hizo que se convirtiera en iglesia, dedicándola el 13 de mayo de 610 bajo la advocación de Santa María la Rotonda. En el siglo ix el papa Gregorio IV trasladó gran número de cuerpos de mártires desde las catacumbas y volvió a consagrar la iglesia el 1 de noviembre de 835 denominándola Santa María ad Martyres. Por otra parte, el papa Gregorio III (731-741) consagró una capilla en el Vaticano para dar culto a los santos que antes eran honrados en los cementerios y catacumbas que había quedado en desuso. Dicho oratorio se dedicó «al Salvador, a Santa María, a los Apóstoles, a los mártires, a los confesores y todas las almas justas», e hizo que un coro de monjes rezase todos los días un Oficio suplementario en honor de los santos cuyo natalicio fuese cada día.
De la combinación de estas tradiciones y con la de las misas votivas en memoria de muchos o de todos los santos, surgió una tradición que ya para el siglo viii estaba arraigada, si bien la fecha no era siempre la misma. El papa Gregorio IV la unificó en el primero de noviembre, fecha para las cosechas ya se habían recogido en el territorio romano, porque las celebraciones anteriormente eran el 13 de mayo -aniversario de la consagración de Santa María ad Martyres- fecha en la que los víveres eran escasos en Roma y las multitudes que peregrinaban para los actos eran ya muy considerables. Día de Difuntos es un día festivo religioso celebrado por algunas iglesias cristianas (Iglesias Cristianas Ortodoxas Occidentales, Unión de Utrecht, Comunidad de Provoo, Comunión Anglicana e Iglesia Católica), en memoria de los fallecidos.
Esta efeméride es igualmente conocida como "Día de los Fieles Difuntos" o "Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos". Está vinculada a la celebración católica del Día de Todos los Santos" y el "Día de los Muertos". Tiene como finalidad orar por los fieles que han muerto y por aquellos que se encuentran en estado de purificación en el Purgatorio, de acuerdo a la religión católica.
Esta celebración se sustenta en la doctrina que establece que al morir las almas de los fieles no han sido limpiadas de pecados veniales, o bien no han sido expiadas por trasgresiones del pasado. Debido a que dichas almas no pueden alcanzar la Visión Beatífica, se realizan rezos y el sacrificio de la misa.
Durante este día los creyentes ofrecen sus oraciones o sufragios, sacrificios y la misa para que los fieles difuntos lleguen a la presencia de Dios
¿Por qué se celebra el Día de Difuntos? Conmemoramos y recordamos a aquellas personas que han muerto. Existen algunas creencias populares y de origen pagano acerca del Día de los Difuntos. Por ejemplo, los campesinos de varios países católicos tienen la ferviente creencia que en la noche de los difuntos los muertos vuelven a las casas donde habitaban antes de fallecer.
¿Cuál es la diferencia entre el Día de Difuntos y el Día de Todos los Santos?
El Día de Difuntos o Día de los Fieles Difuntos, también conocido como la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos es un día festivo religioso católico que se celebra en memoria de los fallecidos y las almas que se encuentran en estado de purificación en el Purgatorio. Se realiza el 2 de noviembre.
Se recuerda a los difuntos realizando misas en las iglesias para rezar por el alma de los difuntos, así como visitas a los sepulcros para rendirles homenaje.
En cambio, el Día de Todos los Santos es una celebración cristiana que se conmemora el 1° de noviembre, por parte de las iglesias católicas de rito latino, el primer domingo de Pentecostés en la Iglesia Ortodoxa y las iglesias católicas de rito bizantino.
Es una celebración solemne por todos los difuntos que han superado el purgatorio y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. También se celebra en honor a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y los no canonizados.