OPINIóN
Actualizado 13/09/2022 10:11:07
Eusebio Gómez

Es bueno el conocer cómo hay que vivir, pues la vida nos va en ello. La vida es don y tarea; es una de las pocas cosas importantes que debemos amar, fomentar, desear y defender. La vida es un eterno aprendizaje del amor.

La vida, es un reto, un sueño, un deber, un juego, una riqueza, es amor, misterio, promesa, lucha, felicidad, es nada más y nada menos que una aventura, un constante aprendizaje lleno de oportunidades.

La vida es un tesoro que hay que cuidarlo y compartirlo en cada momento. Es bueno saber disfrutar y valorar el cariño inmenso que nos rodea, cuando estamos en familia, en el trabajo, en el campo, cuando sopla el viento y acaricia la lluvia.

La vida es bella. Viven los que sueñan, los que oran, los que siembran amor; existe un gran ejército de gente insignificante, ¨ los que no cuentan¨, y con su vida purifican el aire del odio, de rencor y violencia.

Es difícil vivir plenamente, pues para ello necesitamos ideales, valores, ilusiones, agarrarnos a una causa por la que poder soñar y echar mano de la esperanza. En ciertos momentos nos viene bien el buscar ayuda, alguien que nos anime a seguir adelante, que nos resucite del sueño de la muerte. No todo en la vida son espinas, ni son rosas; pero nuestro amor a las rosas hará que no nos fijemos tanto en las espinas ni temamos sus pinchazos.

A veces, en ciertas ocasiones, la vida nos resulta pesada, y en algunos momentos insoportable. Y lo terrible es tener que vivir sin saber cómo llevar esa carga, y tener que morir sin haber vivido. “El error de la gente, dice V. Frank, es preguntarse: ¿Qué puedo esperar de la vida? Cuando el acierto está en preguntarse: ¿Qué está esperando la vida de mí?” Y la vida espera todo, ya que ella nos ha dado todo.

Jesús es vida, Él es el pan de vida… quien coma de Él tendrá vida y vivirá eternamente. Sin vida estaban Zaqueo, Nicodemo, la Samaritana, los enfermos, los pecadores… A todos los colmó de vida. Consciente Jesús de que los discípulos pasaban por momentos de dificultades, de oscuridad, de desánimo, les deja su palabra: ánimo, no tengáis miedo, yo estoy con vosotros.

Ocurre que, a diario, somos bombardeados de manera continua e inmisericorde por todo tipo de publicidad, con la promesa de alcanzar la felicidad si disfrutamos del producto publicitado. Esto, repetido una y mil veces, ha calado en el inconsciente colectivo hasta el punto de hacernos sentir desgraciados, si no conseguimos tener lo que previamente nos han hecho creer que contiene la felicidad.

Hemos nacido para vivir. Cada persona tiene que descubrir el valor de la vida y animarse a vivir mejor, a optar por el amor, a amar de verdad, con todo el corazón, a Dios, a los otros y a sí mismo.

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