Cuando los primeros espadas que pueblan los medios de comunicación social se toman vacaciones aprovechando la aparente escasez de noticias importantes durante el período estival, los sustitutos (algunos de ellos mejores que los titulares) se ven obligados a tratar noticias de poco o nulo interés, irrelevantes o exóticas, y rellenar así los tiempos con eso que en el argot de la profesión llaman ‘serpientes de verano’.
Según el periodista Javier Ortiz, el término podría provenir de Nessie, el mítico monstruo del lago Ness al que se hacía reaparecer todos los agostos para que los periódicos y los periodistas tuvieran algo de lo que hablar[1]. Pero, este año, no ha sido necesario este ‘monstruoso recurso’, porque entre las olas de calor, la viruela del mono, los incendios, la sequía y las graves consecuencias de la guerra en Ucrania con altos precios del gas, la electricidad, la gasolina, con la hambruna que sufren algunos países africanos por la escasez de grano, la inflación subiendo de forma alarmante y la que creo que ha sido la séptima ola de COVID; el panorama informativo ha estado variado y surtido.
Julia Navarro, prestigiosa periodista y escritora española, en su novela Dime quien soy[2], protagonizada por el periodista Guillermo Albi, este investiga la vida de su bisabuela por encargo de su tía Marta a la que, al aceptar el desafío, advierte: Verás, en mi profesión ser decente suele conducir a que te quedes sin empleo. No sabes cómo está el periodismo en este país. O estás alineado con la derecha o lo estás con la izquierda. No eres más que una correa de transmisión de las consignas de uno o de otro. Pero intentar contar simplemente lo que pasa y opinar honradamente, te lleva a la marginación y al paro.
No es sólo el ficticio Guillermo es de esta opinión, porque lamentablemente en la profesión periodística hay, además de mucho intruso, una enorme población de mercachifles que empañan el prestigio de aquellos cuyo objetivo es hacer bien su trabajo. Como bien dice Fernando Mexía[3] siempre hay audiencias ávidas de que falsedades y bulos sean ciertos para que esa ficción hecha realidad encaje en las historias que quieren creer. La crisis de credibilidad en los medios es una realidad alarmante y su recuperación se antoja compleja debido a la proliferación de medios y formatos de comunicación totalmente descontrolados en los que se pueden verter cualquier tipo de información (más bien desinformación), sin ningún tipo de rigor ni veracidad. La popular frase ‘nunca dejes que la realidad te estropee una buena historia’ que se atribuye a Mark Twain (aunque no está confirmado) tiene al parecer una amplia aceptación.
Aidan White, Director de la Red de Periodismo Ético afirmó que: La desinformación no es un fenómeno nuevo. Pero sí son inéditas, en cambio, la velocidad y la amplitud con las que se propagan toda clase de bulos e informaciones trucadas por las redes. Sí, eso todos lo sabemos aunque en numerosas ocasiones no seamos conscientes de ello. Lo que me cuesta más comprender es que cierto tipo de programas, cierto tipo de pseudoperiodistas y también cierto tipo de protagonistas (todos viven de ello) gocen de tan grandes audiencia, porque son precisamente esas audiencias las que los mantienen en el ‘candelabro’, como en alguna ocasión dijo refiriéndose a los toreros la popular Sofía Mazagatos. Los mencionados personajes no necesitan serpientes de verano porque son ellos mismos pirañas voraces capaces de devorar a cualquiera, incluso devorarse ellos mismo, con tal de tener su minuto de gloria y obtener jugosos beneficios de ello durante todas las estaciones del año.
En resumen, como ya he dicho en otras ocasiones, tenemos los medios de comunicación que no merecemos, ni más ni menos. Son lo que son porque nosotros, las audiencias, permitimos que así sea. La información es hoy, además de un espectáculo, un negocio, que produce productos de consumo sin que importe demasiado ni la veracidad ni la calidad de los contenidos; a lo que favorece Internet y las nuevas tecnologías de la comunicación.
El que fuera director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, afirmó que estamos en los tiempos de la posverdad, que para él significa que la información se orienta más por las emociones, las creencias y los deseos del público que por la objetividad de los hechos[4].
Las serpientes de verano no han sido demasiado necesarias este año, aunque las ha habido, y seguro que volverán el próximo, entonces, será bueno recordar que la mordedura de las serpientes no mata, lo hace el veneno que nos inyectan, de eso es de lo que hay que cuidarse.
[1] https://es-academic.com/dic.nsf/eswiki/1429731
[2] Publicada por Plaza y Janes en 2010 y llevada al cine como miniserie en 2020.
[3] https://medium.com/periodismo-en-el-alambre/que-la-realidad-no-te-estropee-un-buen-titular-3051a3876a5d
[4] https://www.ifj.org/fileadmin/user_upload/Fake_News_-_FIP_AmLat.pdf