Se encienden las alarmas, el euribor conquista los niveles más altos vistos en los últimos diez años. Veamos qué debemos tener en cuenta a la hora de decidir qué hipoteca se ajusta más a nuestras necesidades.
Todo dependerá de la evolución del Euribor durante los próximos años.
El Banco Central Europeo (BCE), se reúne este jueves 8 de septiembre para actualizar su política monetaria. La subida de tipos, que una vez más llega tarde, oscilará entre los 0.5 y los 0.75 puntos adicionales al incremento de 0.5 puntos ya aplicados a finales de julio.
El BCE, que debería haber comenzado hace al menos 4 años a suavizar progresivamente sus políticas expansivas, ha necesitado toparse con una inflación cercana al 10% para mover una ficha que ahora mismo no tiene cabida en el tablero pero que es vital para continuar jugando.
La excesiva puesta en circulación de estímulos financieros y la consecuente devaluación del euro, que a su vez distorsiona la realidad del ahorrador medio haciéndole percibir de forma errónea un aumento de su nivel adquisitivo, unidos al incremento del consumo que esto conlleva, provocan que aumente la demanda y con ella los precios. La receta perfecta para disparar la inflación.
El BCE que es más de intentar curar que de prevenir, trabaja ahora en frenar un aumento de precios que él mismo ha provocado. El problema no son las herramientas, sino que una vez más llegan tarde y en un contexto económico muy complejo. ¡Tenemos un incendio activo y el jefe de bomberos es el pirómano que lo provocó!
Esta subida de tipos está repercutiendo, como es lógico, en los repuntes del Euribor, y este a su vez en las hipotecas variables y en las nuevas hipotecas fijas que se contratan en la actualidad. Y aquí comenzamos a dudar sobre qué es más conveniente: ¿Intereses fijos o variables?
Ahora trataremos de hacernos una idea con la calculadora en la mano, pero antes vamos a reflexionar sobre el mensaje que nos están haciendo llegar los bancos.
Son muchas las familias con hipotecas variables, que viendo encarecida su cuota mensual, están optando por rotar sus hipotecas hacia el interés fijo. Rotación promovida por las entidades bancarias, que animan a sus clientes a librarse del apocalipsis mediante tres argumentos que jamás utilizan con fines nobles:
· El autosacrificio por parte de la entidad, ofertando hipotecas fijas muy competitivas a pesar de no ser lo más conveniente para su negocio en un contexto de subidas de tipos.
· La estabilidad que proporciona un interés fijo con el que el cliente siempre pagará la misma cuota, evitando así incertidumbre y sobresaltos.
· Y la inmediatez que requiere la situación, lanzando una especie de “ahora o nunca”. ¡Quien no se decida ya, en unos meses no tendrá disponible esta posibilidad o será a un interés muy superior! anuncian los prestamistas.
La mayoría de “expertos” estiman una subida del Euribor hasta los 2.2 puntos durante 2023 y es cierto que esto no es descabellado (el Euribor cerró agosto en 1.25, escalando desde los -0.498 puntos marcados en el mismo mes de 2021. Esto supondría un aumento significativo en las cuotas de las hipotecas a interés variable.
Para una hipoteca variable de 250.000€ al 0.9% a pagar en 30 años, con interés revisable cada mes de agosto, las cuotas mensuales ascenderían desde los 737€ de 2021, hasta los 942€ en 2022 y los 1067€ en 2023 (si el Euribor alcanza los 2.2 vaticinados). Esto supondría un aumento de intereses de 1500€ anuales, y una repercusión sobre el total de la operación, sin amortizaciones anticipadas, de 45.000€.
Si esta misma hipoteca se rotase hacia un interés fijo al 2.8% estaríamos hablando de una cuota fija mensual durante la vida del préstamo, de 1027€. Lo cual supondría un ahorro de 480€ durante 2023, respecto al escenario variable planteado anteriormente, pero a su vez un encarecimiento sobre el total de la operación, respecto al Euribor actual, de 31.000€.
Por supuesto hablamos de intereses ficticios, pero ¿Merece la pena arriesgarse a encarecer una operación en 45.000€, por protegerse de un aumento de solamente 14.000€?
Esto es lo que debemos valorar fríamente y no caer en el error de actuar cegados por el pánico y el síndrome de la inmediatez. No olvidando jamás, que al contrato con el banco le quedan 30 años por delante y no sería muy inteligente condicionar los 28 años restantes poniendo el punto de mira únicamente en el presente más inmediato. Más aún, teniendo en cuenta que el Euribor en el largo plazo mantiene su tendencia bajista y que la subida de tipos permanente por parte de los bancos centrales no es compatible con el nuevo paradigma económico que ellos mismos crearon, basado en los estímulos y la deuda.
Teniendo en cuenta todas estas variables, hay que valorar cada caso de forma individual en función de los años que le restan al préstamo, los intereses acordados y la posibilidad de amortización con la que cuente el prestatario entre otros condicionantes. Pero, en líneas generales, considero como escenario más probable que durante 2023 y 2024 las hipotecas variables serán menos competitivas que las negociadas a interés fijo, para continuar siendo la mejor opción durante otro largo periodo de tiempo a partir de 2024.