OPINIóN
Actualizado 07/09/2022 08:44:56
Ignacio Martín

Los fuegos artificiales, las ferias en el Quinto Pino, o por allá, de mi infancia (el recinto ferial de la Aldehuela es de mis años adolescentes), los conciertos, las clases recién empezadas pero solo por la mañana, porque eran “ferias”… Recuerdos de septiembre de este charro de dos orillas que vuelve a las andadas…

Las últimas ferias en las que estuve en Salamanca fueron antes de la pandemia, en 2018… Anda que no han pasado cosas… Y antes de esas, no las cataba desde el 92, ya con el billete de México en el bolsillo y cuando Gorbachov ya pintaba poco pero todavía andaba por ahí, y hasta se veía joven…

Las ferias… porque así les decimos, aunque en los programas y demás rece eso de “ferias y fiestas”… Además, como que los charros no somos los más enjundiosos con nuestros festejos, ¿verdad?

Antes, cuentan los antiguos, eran los toros, que ahí siguen, y poco más. Como no todo el mundo era aficionado, hubo que compensar: verbenas, teatro y, por supuesto, las ferias. De niño, para mí… y creo que para las y los de mi quinta, las ferias, eran los tiovivos y alguna que otra atracción “suavecita”; un poco más grandes, ya montábamos en los coches chocones, la noria –recuerdo un año que pusieron dos y bajaron los precios para ganar clientes hasta quedar en una cosa ridícula, creo que un duro cuando las atracciones costaban yo qué sé, 50 pesetas−; como los padres nos llevaban a los niños, una o dos veces por lo menos, según nos portábamos, ellos aprovechaban para darse sus gustitos en la tómbola –Tómbola Cachichi, siempre toca, el perrito piloto, la muñeca chochona−; creo que también se daban sus gustitos en el Teatro Chino de Manolita Chen, pero no me consta y, además, como a lo mejor esta columna la leen niños, de eso mejor no hablo.

El circo era algo aparte; no sé si sigue habiendo, imagino que sí, y de antemano aviso que el circo es el circo; para mí, de niño, era algo que esperaba todo el año; que sí, que las jaulas, los animales… Pero para un niño, insisto, al menos en mis tiempos, era ver cerquita a gorilas, tigres, leones… y a Torrebruno,los hermanos Tonetti, Ángel Cristo, Teresa Rabal…

Cuando llegó la adolescencia −aunque para ir al circo, siendo ya un poco más grandes, siempre servían de excusa los hermanos pequeños− llegaron los conciertos multitudinarios, sobre todo los de la Plaza Mayor: Mecano, Sabina, Miguel Ríos –el Rock & Ríos fue todo un acontecimiento, el único gratuito de aquella gira, creo recordar−; conciertos también había en la Plaza de Toros, en la Sindical… En el Helmántico no recuerdo, creo que no pero puede que me falle la memoria… Yo no fui a ninguno, de eso sí estoy seguro.

Como escribí al inicio, creo que nuestras ferias de septiembre, las fiestas de los charros, no son de esas a las que van los de fuera, como las de Pamplona, por poner un ejemplo.

Sin embargo, cuando no estamos en esas épocas en Salamanca, los charros nos acordamos…

Ya me van conociendo, todo esto era un viaje de la mano de la nostalgia para retomar los “charros de dos orillas”…

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