LOCAL
Actualizado 04/09/2022 18:57:35
Elena Esteban

El segundo núcleo de población más grande de la provincia está fuera de sus fronteras, 51.452 salmantinos residen en Madrid

Septiembre es un mes de equipajes para los salmantinos migrantes. Mudanzas de quienes salen por primera vez de la provincia con la esperanza de un trabajo, promesas de formación o experiencia para los jóvenes y ganas de explorar para aquellos a los que Salamanca se les ha quedado pequeña. También se vuelven a cerrar las maletas, cargadas de jamón de Guijuelo y farinato, de los salmantinos ya asentados en otras comunidades que han aprovechado las vacaciones para volver a visitar a familia y amigos. Un flujo de salida que repercute en la población salmantina, en continuo descenso desde 2009. Entre enero de 2021 y enero de 2022 se perdieron 1.321 habitantes, en la provincia residen 326.506 personas.

En el ámbito laboral, el motivo es la “escasa industrialización y las pocas posibilidades del empleo juvenil”, según el Informe de Mercado de Trabajo de Salamanca. La provincia exporta trabajadores. Así lo demuestra su saldo negativo de contratación: el año pasado los asalariados que salieron de ella para trabajar fueron 18.633, frente a los 12.402 que ‘entraron’ desde otras provincias. El destino, en su amplia mayoría, Madrid. Quienes van a probar suerte a la capital buscan primeras experiencias laborales, trabajos cualificados para poner en práctica lo estudiado y un mayor tejido industrial y empresarial. A principios de año había 51.452 salmantinos residiendo allí, más de un tercio de los que lo hacen en la capital charra. El segundo núcleo de población de la provincia está fuera de sus fronteras. Quienes optan por quedarse en Castilla y León lo hacen en Valladolid.

En el resto de la comunidad se repite el patrón, Castilla y León es la tercera región española con más personas de menos de 30 años que emigran a otros puntos de España, la mayoría tras haber cursado estudios superiores, según el Observatorio de Emancipación. El talento se forma aquí pero se aprovecha en otras comunidades, y con un sector joven que decide salir a buscar oportunidades se van también sus probabilidades de formar una familia en alguno de los municipios salmantinos. Salamanca se vacía y envejece, su habitante estándar tiene más de 50 años, la edad media más alta de entre las provincias de Castilla y León, los jubilados duplican ampliamente a los niños de menos de 14 años. La pescadilla se muerde la cola porque aunque la pérdida de población no responda únicamente a los movimientos migratorios, son estos los que dificultan, entre otros factores, que la tasa de nacimientos no compense la alta mortalidad.

La provincia se dibuja en 362 localidades, pero casi el 40 por ciento de su población vive en la capital charra. La disminución, por tanto, es aún más dramática en sus pueblos, el 87% han perdido población. Navamorales lidera el ranking, en dos décadas ha pasado de 172 vecinos a solo 47, perdiendo más del 70%. Los municipios que crecen son los limítrofes a la capital, núcleos residenciales cada vez más grandes como Carbajosa de la Sagrada, Villamayor o Santa Marta. La cuestión de la ‘España Vaciada’, cada vez más presente en las campañas electorales se manifiesta en Castilla y León con iniciativas como ‘Pasaporte de vuelta’, con ayudas económicas para las familias que retornen, también hay quien cree en la inmigración como posible solución a la despoblación. Pero si la cuestión pasa a ser cómo hacer una ciudad más atractiva para los salmantinos, quienes ya han hecho las maletas señalan que volverían a guardarlas con oportunidades de empleo y servicios dignos.

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