Javier Rodríguez, librero salmantino, duda de si los jóvenes utilizarán el Bono Cultural para comprar libros o les será más atractivo el consumo de videojuegos
Las últimas semanas de agosto están marcadas por la reserva de libros de textos, aunque hay quienes han sido previsores y se acercaron a las librerías al empezar el verano y quienes dejarán que la vuelta al cole les pise los talones para hacerlo. La regla general es esta, asegura Javier Rodríguez, propietario de la Librería Danete, en la avenida de Comuneros, un negocio local salmantino, que ve como la actividad aumenta en su establecimiento en estas fechas: “Son las semanas más intensas del año, junto con Navidad y el día del libro”.
Además de los libros escolares, cuadernos, bolígrafos, pinturas y estuches están a la alza, aunque muchos compradores recurren a los pedidos online para adquirirlos. Javier cree que el asesoramiento, tanto en material como en catálogo literario, es el punto fuerte de un comercio local como el suyo. “Conozco a mis clientes y sé más o menos que les puede gustar”. Juan José Sánchez, concejal de Promoción Económica, Comercio y Mercados asegura que una de las ventajas del sector del libro es que “tiene muchísimo arraigo en la ciudad de Salamanca”. Aunque no niega el papel alentador de iniciativas como la Tarjeta Activa en la provincia o el del Bono Cultural Joven a nivel nacional.
La tarjeta de la campaña Activa Salamanca para potenciar el comercio local ha sido “una iniciativa potentísima” según Juan José Sánchez, especialmente en las librerías, que apunta, han sido el tercer sector más beneficiado. Casi todas están adscritas a la Tarjeta Activa, lanzada a finales de 2020, con la que los usuarios podían recuperar el 6% de sus gastos en los negocios adscritos y, hasta mayo de 2022, utilizar en librerías, gimnasios y servicios municipales. A partir de ese mes su uso se generalizó a todos los establecimientos, y continuará así hasta finales de año. Después de esa fecha, Juan José Sánchez planea nuevos incentivos.
El concejal calcula 45.000 usuarios y más de 800 establecimientos comerciales asociados, lo que genera, desde el comienzo de uso de la tarjeta, 30 millones de euros en movimiento en el comercio salmantino, unos 150.000 euros al mes. Javier lleva un año adscrito al programa, sí ha notado que “se acerca más clientela nueva” aunque considera que “administrativamente es un poco complicado”. Algunos de sus clientes la tienen, otros no son clientes habituales pero se acercan por influencia de la Tarjeta, por lo que desde su librería sí nota que se “dinamiza” el comercio.
También planea inscribirse en el apartado de empresas del Bono Cultural Joven, en las cuales los jóvenes que cumplan 18 años en 2022 podrán gastar los 400 euros de ayuda. Un cuarto de la cantidad irá dirigido a productos culturales en soporte físico, en los que cabe la compra de libros, pero también de videojuegos o discos de música. Javier se muestra escéptico con el impacto en las librerías de esa suma de dinero en manos de los jóvenes, que quizás prefieran invertir en videojuegos. “Creo que la iniciativa es buena pero tengo que ver todavía que funcione”.