La entidad ha llevado a cabo una serie de actividades en el marco incomparable del Convento de San Francisco.
La última actividad encuadrada en el programa "Tardes de verano en San Francisco", organizada por el Centro de Estudios Bejaranos, tuvo lugar en la tarde del martes 23 de agosto con un sabor agridulce: la noticia del fallecimiento repentino del colaborador del CEB y miembro de la Asociación Cultural de Becedas Jesús Gómez Blázquez.
Gracias a la colaboración de Milar "Francisco Calles" de Béjar y su sistema de megafonía, pudimos convocar al público en el maravilloso claustro del convento de San Francisco, a salvo del calor inclemente que sigue azotando el verano bejarano. A la sombra del más que centenario magnolio, al amparo de los arcos graníticos, y con el canto de la fuente central, José Luis Puerto Hernández presentó los dos últimos libros de su autoría editados por la Diputación de Salamanca Fulgor de madre y La Alberca (I). Lo sagrado.
Primeramente, la presidenta del CEB, Josefa Montero García, hizo una descripción somera de las virtudes personales y profesionales del autor, incidiendo en algunos aspectos como su pertenencia al Centro de Estudios Bejaranos o la concesión del Premio Castilla y León de las Letras que se le concedió en 2018.
A continuación, con la sencillez que le caracteriza, Puerto abordó aspectos de dos libros tan diferentes como los que allí se presentaban: Fulgor de madre, una antología de 19 poesías dedicadas a su madre, fallecida en 2020, y La Alberca (I). Lo sagrado, una asignatura pendiente con su pueblo que hoy ve la luz en un primer volumen. Destacó las horas de investigación que ha dedicado para exponer datos inéditos de La Alberca, una labor que le ha llevado a recorrer distintos archivos y que le ha permitido descubrir aspectos tan distintos como exponer documentos relacionados con el arte de la iglesia parroquial o desarrollar la biografía de un albercano hasta ahora poco conocido en su tierra de origen como el obispo de Quito José Pérez Calama.
También José Luis Puerto recordó pinceladas de su infancia en su pueblo y costumbres que hoy van desapareciendo, muy ligadas a la memoria y a las vidas de los ancianos que van muriendo y cuyas vivencias se disipan con sus muertes. A petición de los asistentes leyó varios poemas de su libro Fulgor de madre y entabló un interesante diálogo con algunos de ellos a propósito de temas tan distintos como la memoria y las tradiciones, los archivos consultados y la experiencia como creador.
Al finalizar, los asistentes pudieron adquirir los dos libros gracias a "Tu librería de siempre" de Mogarraz y tuvieron la oportunidad de que el autor les dedicara sus ejemplares.