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Actualizado 15/08/2022 08:58:55
Elena Esteban

La temporalidad que afecta en mayor medida a los jóvenes, la imposibilidad de emanciparse por opositar o la explotación laboral son algunas de las inquietudes de los menores de 30 años

En la entrada al mercado laboral, muchos jóvenes se encuentran con frustración que la trayectoria que se habían marcado se pone en peligro por la coyuntura socioeconómica. Encontrar estabilidad y condiciones dignas parece una carrera de obstáculos que, aunque no es exclusiva de los menores de 30 años, sí les afecta en mayor proporción.

Más de la mitad de los jóvenes españoles tenían un trabajo temporal a finales de 2021 según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud Española. Para Laura, fisioterapeuta de 21 años, esta es una de las principales preocupaciones. “Mi mayor miedo ahora es el no tener una estabilidad laboral, es decir, vivir el día a día dependiendo de lo que te salga o no de trabajo, en mi caso de meterme en bolsa”.

David, economista de 22, asegura que aunque le pese, “el trabajo temporal es la gran solución del joven trabajador que mete cabeza en el mundo laboral. Entonces no queda otra que si queremos algo de sueldo base para empezar a gestionar nuestras vidas de adulto tienes que adaptarte al sueldo temporal o tirar por el funcionariado”.

“Sólo puede optar a plazas públicas gente de clase media o alta”

Isabel, estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública, ve este recurso en su horizonte laboral pero plantea que recurrir a él para escapar de la precariedad no está al alcance de todo el mundo. “¿Cuánta gente se puede permitir que sus padres le estén pagando todo durante varios años?” La respuesta repercute en la capacidad de emancipación de los jóvenes pero también en el ascensor social.

Elena estudió matemáticas y está planeando sus oposiciones para profesorado.“Hay que estudiarlas a tiempo completo, ocho horas sería lo suyo. Tengo amigos que han estado un año exclusivamente estudiándolas. Y hay otras en las que tienes que estar años y años. Y claro, mientras lo haces no puedes trabajar en nada y no tienes ninguna ayuda del Gobierno. Al final solo pueden optar a plazas públicas gente de clase media o alta porque tiene que ser gente cuyos padres pueda pagarle todo varios años, padres que tengan dinero para mantener a sus hijos hasta los veinti-muchos y para sobrevivir ellos”.

“Desperdiciar mi vida en una rutina”

Los jóvenes castellano leoneses son los que más emigran, después de los de Ceuta y Melilla. Un 15,6 por ciento de ellos residen en otra provincia diferente a la de origen. A María, profesora, le da miedo pasar a formar parte de ese porcentaje, especialmente tener que irse a Madrid. “Pensar que vas a tener que estar lejos de tu familia y de tus amigos por tener que ir a otra ciudad lejana para poder trabajar en lo tuyo”.

Ese matiz también le preocupa, poder trabajar de “lo suyo”. El 41,8 por ciento de los jóvenes trabajadores durante el segundo semestre de 2021 estaba sobrecualificado para su puesto de trabajo. “Y, si puedes trabajar en lo tuyo, que esté bien valorado, que esté bien pagado y que puedas vivir de ello. Porque puedes trabajar de lo tuyo y no poder vivir de ello”.

Otra inquietud es la explotación laboral, especialmente fácil cuando se aprovecha de la inexperiencia y la necesidad de dinero, según Laura, de 21 años. Para Pablo, físico, la intranquilidad viene de imaginar sus condiciones de vida durante los próximos cuarenta años. “Me agobia el pensar que voy a desperdiciar mi vida en una rutina en la que me levanto, trabajo, hago cuatro bobadas y a repetir. La sensación de que cuando trabajas todos los días son iguales, e incluso hay momentos que no sabes qué día es”.

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