Este año 2022 estamos de celebración, se cumple el V Centenario de la muerte de uno de los grandes e ilustres humanistas, Elio Antonio de Nebrija. Nacido en 1441 en Lebrija (Sevilla) y fallecido en Alcalá de Henares en 1522. Fue Nebrija un hombre que dejó huella en su tiempo y en las generaciones venideras. Un pensador comprometido. Primer defensor de la libertad de expresión y de conciencia.
Merece la pena recordar su legado, homenajearlo y celebrarlo. Al efecto, la Comisión Interadministrativa del V Centenario del Fallecimiento de Antonio de Nebrija, constituida oficialmente el pasado mes de noviembre en Lebrija (Sevilla), organiza diferentes actos para divulgar su figura en todo el mundo. El “Año Nebrija 2022” se concreta en un proyecto plural, impulsado por distintas instituciones, bajo el paraguas del Ministerio de Cultura y Deporte. Toda la hispanidad celebrará la conmemoración de su fallecimiento. Es una oportunidad para dar a conocer al gran público la obra y el gran aporte de Antonio de Nebrija.
Primer humanista hispánico, Nebrija es conocido por su Gramática Castellana, la primera gramática en una lengua europea moderna. Principal introductor del Renacimiento en la Península Ibérica, a partir de 1470. Cuando nace Nebrija, la Península vivía aún en la Edad Media, cuando fallece, sus contemporáneos se hallaban ya en la Edad Moderna. Él fue uno de los grandes artífices de esa transformación para el cambio de época hacia el Estado moderno. Una auténtica figura del Renacimiento: políglota, pensador, trabajador incansable. Sus campos de actividad abarcaron amplias áreas de las ciencias y las artes: filólogo, lingüista, gramático, traductor, historiador, especialista bíblico, pedagogo, docente, poeta, escritor, cronista real, editor, impresor... El conocimiento no tenía límites para Nebrija. Sus obras escritas tratan áreas tan diversas como la astronomía, la medicina, la educación de los niños o el derecho, entre otras muchas.
Su legado, fruto del rigor científico y del trabajo bien hecho, tuvo una enorme influencia para el devenir de España, Europa y América. Tanto las gramáticas europeas como la preservación de las lenguas indígenas precolombinas, recibieron mucho de Nebrija. Su presencia en las gramáticas y vocabularios de las conocidas como “gramáticas amerindias” (quechua, guaraní, aimara, náhuatl…) existentes en Hispanoamérica, es significativa.
El idioma castellano o español le debe mucho a Antonio de Nebrija. Sus aportaciones trascienden el importantísimo valor lingüístico y se proyectan sobre la propia constitución e identidad de España en la Época Moderna, momento en el que se unifica el territorio por medio del matrimonio de los reyes de Castilla y Aragón (Isabel y Fernando) se acaba de expulsar a los árabes de la península y la lengua castellana se proyecta hacia América en el encuentro de dos mundos. Aquella primera gramática de una lengua romance, que Nebrija dio al castellano, sentó las bases de un idioma que hoy hablan cerca de 600 millones de personas, el 7,6 % de la población mundial; es la segunda lengua materna del mundo, tras el mandarín; también segunda lengua en la que más artículos científicos se publican, tras el inglés; el tercer idioma más usado en internet y, unos 22 millones de alumnos de otras lenguas estudian español.
Antonio de Nebrija estuvo dispuesto a enfrentarse a los poderes de la época y hasta corregir la Biblia, en pro de asegurar la correcta transmisión del conocimiento desde sus fuentes originales y en aras de la libertad. Se enfrentó a la Santa Inquisición por primar la razón sobre la religión, lo que le llevó a sufrir por ese libre pensamiento que, considerado delito en la época, se castigaba con la cárcel o la muerte en la hoguera. Él mismo fue acusado de herejía, por su participación en la Biblia Políglota Complutense y procesado por la Inquisición en el tribunal de Salamanca en 1506. Se salvó de tal acusación gracias al Cardenal Cisneros, pero ello implicó su traslado de Salamanca a Alcalá de Henares. Tras la absolución en 1507 y con valentía, publicó “Apología”, una obra intolerante frente a la mentira, la ignorancia y la manipulación, considerada el primer gran alegato contra la censura y a favor de la libertad de expresión.
Nuestro homenajeado, daba a la lengua una relevancia por encima de todas las cosas y sobre cualquier otra disciplina, incluidas las matemáticas, debido al importante papel que aquella tiene en el aprendizaje de los números o de los tecnicismos que utilizan otras materias del pensamiento y de la práctica. Creyó en las lenguas como madres de la verdad.
Era Nebrija un alma viajera. Sabemos que vivió en 19 localidades distintas, entre ellas Salamanca, en cuya Universidad se formó. Más tarde, tras pasar por la Universidad de Bolonia, en 1475 volvió a la Universidad salmantina y ocupó la cátedra de Gramática y Retórica. En Salamanca se hizo impresor y editor, colaborando con la primera imprenta universitaria peninsular, de donde salió su primer libro, “Introducciones latinas” (1481) que, en terminología de hoy día, fue un auténtico best-sellers en media Europa, de la misma imprenta salió la primera Gramática Castellana (1492).
Sorprende la avanzada y absoluta modernidad de Nebrija en la transición del siglo XV al XVI. Valoraba objetivamente el conocimiento, independientemente de su procedencia, lengua o condicionante cultural, religioso, étnico o de género. No tenía prejuicio alguno. Cuando hubo de retirarse y a pesar de tener nueve hijos, puso a la hija Francisca como su sustituta para impartir clases en la Cátedra de Retórica de la Universidad de Alcalá, convirtiéndola en una de las primeras mujeres del mundo en ser docente universitaria (me honra, haber tenido la oportunidad de estar en esa Cátedra) Todo parece indicar que fue el segundo escritor del mundo, y el primero en España, en reclamar derechos de autor para sus obras, cosa que ocurría más de dos siglos antes de que se inventase el copyright anglosajón (por Estatuto de la Reina Ana, 1709).
El pensamiento y la obra de este ilustre universal, sin dejar de ser andaluz, castellano, español y europeo, alumbró durante siglos la filología hispana. Mas, entre otros valores, el principal valor que defendió Nebrija, cual es la búsqueda de la verdad a través del conocimiento y del saber, sigue de plena actualidad en el presente siglo XXI, porque la esencia de su pensamiento y el centro de su saber era comprender al ser humano. Filosofía que compartimos y por eso venimos reclamando la necesidad de promover un Nuevo Humanismo Cultural Tecnocientífico, porque es preciso rehumanizar la sociedad, acorde con los tiempos que nos ha tocado vivir.
Les dejo con la sintonía compuesta por Dorantes, dedicada a "Elio Antonio de Nebrija" por el V Centenario de su muerte:
https://www.youtube.com/watch?v=QTLH6eIGQ3g
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© Francisco Aguadero Fernández, 29 de julio de 2022