OPINIóN
Actualizado 01/07/2022 08:21:39
Jesús Garrote

Gracias padre. Ha sido un ejemplo de vivencia del Evangelio. Siempre oí hablar del cura de Puente Ladrillo.

Desde octubre de 2019 hemos recibido el compromiso de mantener una parte de su legado en la Fundación Mil Caminos Antonio Romo. En ella continuaremos luchando por las oportunidades que por justicia social merecen los inmigrantes sin papeles de Chamberí , cuidando las ovejas, la quesería en Gomecello, más la frutería del mercado de San Bernardo con los productos de las huertas ecológicas.

Siempre austero y desprendiendo un halo de santidad desde la humildad del hortelano que se agacha para sembrar. Sus manos siempre abiertas y manchadas de tierra. Con gran silencio le escuchaban en una asamblea los chicos de la Casa Escuela Santiago Uno hablar del valor del trabajo en el campo y su valor curativo.

También compartimos aneurisma y un trocito de su cielo en el barrio Puente Ladrillo. Allí sigue el ropero al servicio de los vecinos más necesitados mandando contenedores a las comunidades y colegios de Capiatá en Paraguay. Gracias a la estimable labor de un equipo con venerables señoras.

Da vértigo intentar mantener su espíritu en sus obras. Ahora un equipo de jóvenes seguirá su estela con la colaboración de chicos y educadores de la Casa Escuela Santiago Uno.

Siempre vivió con los pobres y como ellos. Ha predicado con el ejemplo y por eso tenía la confianza de toda la ciudad de Salamanca.

Con personas como Antonio Romo desde luego no habría problema de vocaciones.

Ha sido un privilegio pasear con él un ratito por el hospital . Transmitía consuelo y se palpaba el cariño y admiración de médicos y pacientes.

En la casa de Chamberí tenía autoridad moral y respeto ecuménico con todos los jóvenes. Nunca se necesitó ningún protocolo para entrar, no se preocupaba por el dinero, decía que siempre caería de algún lado. Se acercaron a él personas muy generosas que creyeron en él y en su labor. Se podía fallar y siempre perdonaba.

Gracias por esa sonrisa franca y por esa fortaleza invisible.

Perdone padre que no le lleguemos a la suela de los zapatos. Espero que no se enfade con nosotros cuando vea que lo hacemos mal.

Acompaño en el sentimiento a Carmina y a Paco con los que hemos compartido algunos pasos del camino y a toda su familia.

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