Las reses de Montalvo se resistieron a las órdenes de los caballistas que corrían sin control por el prado de la herradura
Navasfrías congregó a centenares de personas llegadas de toda la comarca mirobrigense, de Extremadura y la vecina Portugal. El motivo era disfrutar de un encierro a caballo que el Ayuntamiento tenía programado para las fiestas de San Juan.
Tras un retraso de veinte minutos, las reses de Montalvo salieron de corrales para correr en desbandada por el prado de la herradura. Los caballistas nada pudieron hacer por dominar las reses que corrían como liebres de un lado para otro.
Aunque el espectáculo era lo menos parecido a un encierro de campo, las imágenes no dejaban de ser hermosas cuando conseguían juntar el ganado llevándolo arropado y encaminado hacia la salida del prado. Situación que duraba poco tiempo al encontrar las bravas el cuello de botella hacia la salida, rompiendo la formación y volviendo de nuevo a campo libre.
Durante varios intentos los caballistas lograron sacar del prado y encerrar en la plaza de toros algunas de las vacas una por una, a base de demostrar parte de los caballistas su destreza en el oficio.
A pesar de existir una buena parada de bueyes, las vacas no estaban por la labor de hermanarse con ellos, por lo tanto andaban cada clase de animal por lados diferentes.
Ante todo, el público disfrutó de lo lindo, pues se produjeron situaciones pintorescas, como tirarse para una de las charcas alguna vaquilla o adentrarse algunos de los jinetes dentro de la misma para poder sacarla.
Los árboles del prado, también sirvieron de refugio para alguno de los corredores, dando algún que otro susto a alguno de ellos por quedarse la brava bajo el tronco esperando a que al corredor se le terminasen las fuerzas y cayera como la fruta madura.
En definitiva, el espectáculo de carreras de caballos, bueyes y reses bravas, estuvo muy entretenido, durando algo más de 45 minutos para un encierro que tendría que haber durado no más de cinco.
Los encerradores optaron por dejar alguna de las reses bravas en el lugar de origen tras la imposibilidad de conducirlas hacia su destino.
La mañana fresca y nublada hizo muy amena la espera y la presencia del evento para los que llevaban una simple pieza de ropa de entretiempo.
Ya por la tarde, los navasfrieños pudieron disfrutar en la plaza de toros de una capea al estilo tradicional con las reses de la mañana, amenizados por una charanga musical que alegró la tarde sabatina de San Juan, que dio paso por la noche a la verbena a cargo de la orquesta Dimensión.
En la jornada dominical a las doce de la mañana, los encerradores a caballo volverán a probar suerte con reses de la misma ganadería y en el mismo lugar, esta vez seguro que con un primer acierto y mejor coordinación en los trabajos de campo.
Una capea al estilo tradicional a las seis de la tarde, pondrá fin a las fiestas de San Juan en Navasfrías.