OPINIóN
Actualizado 07/06/2022 08:35:44
Ignacio Martín

El “Somos” de Labordeta – https://www.youtube.com/watch?v=qgOVPEVGtMo – siempre me lleva a aquellos tiempos; sea lo que sea ese "aquellos" para cada quien…

Y de esa hermosa canción tomo el verso para el título y para reescribir, ya ven que lo hago de vez en cuando, este texto que alguna vez publiqué tras ver un reportaje sobre Marcelino Camacho en TVE Internacional; me llamó la atención lo que en él dijo José María Fidalgo, quien en la época del reportaje encabezaba Comisiones Obreras, sindicato que, en la clandestinidad y los primeros años de la ahora parece que denostada Transición, había liderado don Marcelino; palabras más, palabras menos, vino a agradecer, a quien fuera uno de sus predecesores, el esfuerzo: dijo que, ahora, la lucha sindical implicaba jugarse el puesto de trabajo, que ya es jugarse, pero que en la época en la que Marcelino Camacho ayudó a levantar CC.OO., se ponía en juego la libertad, incluso la vida. Me llamó la atención y me puso a pensar que cada vez es menos común reconocer a los mayores. Siempre se ha querido “cambiar el mundo”, no se crean que es algo nuevo; me preocupa un poco que ahora demasiada gente parece querer, en realidad, “cancelarlo” –cada vez abomino más de la palabrita–; o bueno, no, estoy exagerando: solo se quiere “cancelar” lo que no gusta, da miedo, preocupa…

Por mi parte, como mayor que ya voy siendo, me gustaría, en primer término, que este texto sirviera de reconocimiento a esos hombres y mujeres coherentes, de una pieza, sencilla, desde luego; releo el Regular, gracias a Dios, las memorias del propio José Antonio Labordeta, y veo eso, a un tío legal, a un hombre afable y cercano, a un cascarrabias que encierra un pedazo de pan… y viceversa. De pan de pueblo, por supuesto. Pan, eso sí, de masa madre… o abuela, da igual.

Un libro que, además de contar, charla con uno; cuando lo cierro, siento que me levanto de una mesa en la que estaba charlando con un amigo de esos de toda la vida.

Marcelino Camacho, José Antonio Labordeta... Como los miles de camachos y labordetas desconocidos para la mayoría pero sin los que, muy probablemente, no estaríamos aquí, o no estaríamos aquí como estamos ahora.

Ojo, seguro que la mayoría hizo cosas de las que no se sintieron particularmente orgullosos, tal vez no fueron buenos padres, hijos, hermanos, tuvieron obsesiones, manías…

Mi reflexión parte de darme cuenta de que, en estos tiempos de cambios vertiginosos, hemos visto nacer y morir muchas cosas y parece que eso nos ha arrojado en un vértigo con mucho de egocéntrico.

Creo que, con eso de “cancelar”, con ese renegar de lo anterior –tal vez, simplemente, para no tener que dedicar tiempo a conocerlo, aunque sea por encimita–cada vez nos va a costar más darnos cuenta de que el mundo nunca ha “empezado” con el “nosotros” de turno; vamos, que antes, como ahora, ya casi todo estaba inventado y eso que pensamos que es nuevo, no es más que ignorancia propia o mercadotecnia ajena. O ambas.

No seamos tontos y disfrutemos esos viejos árboles, los que quedan y los que ya no están pero cuya sombra nos sigue cobijando.

@ignacio_martins

https://www.facebook.com/ignaciomartinescritor

www.ignaciomartin.com

nachomartins (Instagram)

Etiquetas

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Como esos viejos árboles