OPINIóN
Actualizado 05/06/2022 09:40:51
Carlos Javier Salgado Fuentes

Lo que hoy nos parece un extraño muro olvidado en medio de la Armuña, antaño fue una fortaleza que jugó un papel clave para defender Salamanca y las posiciones del Reino de León en su frontera oriental frente a Castilla.

Tras haber perdido su función militar hace siglos, al noroeste del municipio de Aldeanueva de Figueroa aún perviven en la actualidad los restos de un castillo, el de Lagunas Rubias, que construido en cal y canto por la monarquía leonesa entre los siglos XII y XIII, tuvo como función defender las posiciones del Reino de León en su frontera oriental frente a Castilla.

Y es que, durante los reinados de Fernando II y Alfonso IX de León, las relaciones del reino leonés eran especialmente tensas con Castilla, con episodios de guerra que se hacían especialmente palpables en aquellas zonas donde la frontera que dividía ambos reinos pasaba por la llanura.

En este aspecto, atendiendo a la sucesión de hechos en la época, la tensión existente no fue fácil de pacificar, sucediéndose tratados de paz entre León y Castilla desde el último cuarto del siglo XII hasta el primero del XIII, que eran sistemáticamente incumplidos, caso de los tratados de Fresno-Lavandera (1183), Sotohermoso (1188), Tordehumos (1194) o Cabreros (1206), pudiendo afirmarse que no se llegó a una paz respetada por ambos reinos hasta el Tratado de Toro de 1218.

Es en este contexto, de décadas de guerra casi permanente entre leoneses y castellanos (iniciada tras la muerte de Alfonso VII en 1157), en el que la monarquía leonesa decide reforzar la línea defensiva del Reino de León en su frontera oriental. Un esfuerzo defensivo-militar cuyo mayor impulso se dio tras los ataques sufridos por las comarcas de Alba y Peñaranda en 1196 y 1197, cuando los castellanos entraron a sangre y fuego saqueando estas comarcas, lo que implicó que el rey Alfonso IX de León tuviese que impulsar una nueva repoblación de la zona y hacer un esfuerzo reconstructor en las localidades que habían sido arrasadas por los castellanos.

Por ello, durante el reinado de Alfonso IX se levantaron diversas fortalezas de refuerzo de la frontera leonesa en el noreste salmantino, que se sumaban a los enclaves defensivos ya existentes (como Topas, Paradinas, Macotera, Santiago de la Puebla o Alaraz) y a los principales bastiones militares del noreste salmantino, como Cantalapiedra, Alba o Salamanca.

Así, en el área de Armuña y Las Guareñas surgieron castillos como los de Lagunas Rubias y El Castillejo en Aldeanueva de Figueroa, el de Mazores el Viejo en Villaflores, el de Perarteros en Parada de Rubiales, el de Villafuerte en Cantalpino, el de Mollorido entre Cantalapiedra y Tarazona de Guareña, o el de Poveda de las Cintas, localidad que se también fue reforzada con un recinto amurallado.

Sin embargo, con la posterior pérdida de su utilidad defensiva, la mayor parte de estas fortalezas fueron abandonadas, y hoy constituyen enclaves olvidados en los cuales, en el mejor de los casos, encontramos restos de muros que perviven como legado de aquello que fue y el tiempo dejó en un recuerdo sumido en el olvido.

Tal es el caso del castillo de Lagunas Rubias, ubicado en el noroeste del municipio de Aldeanueva de Figueroa, donde aún sigue siendo visible desde el aire el perímetro de la fortaleza, que permanece sin excavar, pudiendo observarse a ras de suelo un muro que se asoma entre las hierbas que pueblan los restos del otrora enclave defensivo.

No obstante, la falta de excavación del área que ocupaba el castillo de Lagunas Rubias impide determinar si se conservan enterrados más restos de la estructura de la fortaleza, más allá del muro que sobresale del terreno, que permanece impasible al abandono del yacimiento.

A este castillo se puede llegar a través de los dos caminos que surgen junto a la carretera SA-605, ubicados a mano izquierda si accedemos desde Salamanca, que acaban confluyendo. El primero de ellos parte desde la orilla contraria a la parada del autobús, debiendo seguirse recto por él hasta llegar por el campo a la casa y las naves que hoy hacen las veces de herederas del antiguo poblado de Lagunas Rubias, mientras que el segundo camino parte tras las últimas casas del casco urbano de Aldeanueva en la Sa-605, con dos bifurcaciones en la parte inicial de este camino casi seguidas, debiendo tomarse la primera a mano izquierda y la segunda a mano derecha, para continuar todo recto a continuación hasta llegar a las construcciones y restos de edificaciones de Lagunas Rubias.

En todo caso, debemos tener presente que el castillo de Lagunas Rubias se sitúa unos 500 metros al oeste de las actuales edificaciones de Lagunas Rubias, pudiendo acceder a sus restos por el camino que rodea el actual núcleo por su parte trasera, desde el que ya veremos erguirse sobre el terreno el muro que corona los restos del que otrora fue un castillo defensivo.

Y es que, lo que hoy a nuestros ojos se presenta como un extraño muro olvidado sobre un promontorio en medio del campo de la Armuña, antaño fue parte de una fortaleza que jugó un importante papel para salvaguardar de ataques castellanos a la ciudad de Salamanca, siendo el castillo de Lagunas Rubias un eslabón más de la rica historia de nuestras tierras salmantinas.

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