ACCEM Salamanca ha atendido en los dispositivos de emergencia a 213 refugiados ucranianos, “la mayoría mujeres con menores a su cargo, y los padres de estos niños están luchando en su país”
La atención a las miles de personas que se han visto obligadas a abandonar Ucrania en los últimos meses para huir de la guerra “ha sido un reto” para entidades como ACCEM, entidad estatal con una dilatada trayectoria en Salamanca. “Han sido unos meses muy intensos, los compañeros del equipo que conformamos en Salamanca se han volcado desde el principio, hasta que hemos conformado un equipo para la atención de Ucrania”. Desde el pasado 9 de marzo hemos empezado a acoger a personas de Ucrania. Fueron muchas acogidas continuas, y de algún grupo numeroso. Al final lo hemos conseguido entre todos”. explica Mónica Puente, responsable de ACCEM en Salamanca, y que desde el inicio del conflicto bélico, y hasta la fecha, en los dispositivos de emergencia han atendido a 213 personas que han tenido que salir de su país.
“En Salamanca contamos con el Albergue municipal Lazarillo de Tormes que ha cedido el Ayuntamiento de Salamanca al Ministerio para la acogida, y también tenemos alojadas a personas en distintos hoteles”, añade.
La trayectoria y experiencia de ACCEM, no solo en Salamanca sino a nivel estatal, en la atención y acogida a personas refugiadas, ha permitido responder de una manera rápida a las necesidades básicas de los que en estos últimos meses han huído de Ucrania y han llegado hasta nuestro país.
“En cuanto llegan a los dispositivos de emergencia lo que hacemos es una primera valoración de sus necesidades”, explica la responsable de ACCEM en Salamanca. “Valoramos todas las necesidades, y poco a poco empezamos a trabajar con ellos un itinerario, un plan de intervención. Lo más inmediato es el tema de la documentación, solicitar la protección temporal para que puedan trabajar, solicitar las tarjetas sanitarias, escolarización de menores, clases de español, empadronamiento... y luego hay personas que presentan algún tipo de enfermedad o que necesitan un seguimiento médico exhaustivo”.
Y, por supuesto, hay que tener muy presente el impacto psicológico de tener que abandonar tu hogar a causa de una guerra y recorrer miles de kilómetros en busca de refugio. “La gran mayoría son mujeres con menores a su cargo, y sus maridos y padres de esos niños están luchando en su país. El apoyo psicológico es importante”.
“Aunque físicamente se encuentran a salvo de la guerra en Ucrania, la incertidumbre sigue. Muchas de estas personas tienen intención, como es lógico, de regresar a su país, pero no saben cuándo, en qué condiciones, la incertidumbre sigue presente”.
Es evidente que la guerra en Ucrania, y los millones de desplazados que ha provocado hasta ahora, ha acaparado la atención en los últimos meses. Sin embargo, esto no significa que hayan dejado de llegar a nuestro país refugiados e inmigrantes de otros lugares del mundo. “ACCEM es entidad referente de fase 0 en Castilla y León, es decir, somos la puerta de entrada para el sistema de acogida de protección internacional, y siguen llegando personas de Venezuela, Colombia, Afganistán...”. En estos meses, “hemos seguido atendiendo a personas de diferentes nacionales. De hecho, los dispositivos de acogida están completos”.
La respuesta solidaria que como sociedad hemos dado en la acogida a personas procedentes de Ucrania no debe hacernos olvidar que todos los refugiados, independientemente de su país de procedencia, necesitan nuestro apoyo. “Estamos muy contentos con la respuesta que se ha dado, los ciudadanos, las instituciones, todos se han volcado, pero es importante que nos volquemos con el resto de personas que también en muchos casos huyen de conflictos bélicos, personas que huyen de su país por diferentes motivos y acaban en España, o en Salamanca, y que necesitan también apoyo”, apunta Mónica Puente.
A día de hoy, en 2022, continúan las circunstancias que obligan a miles de personas cada año a dejar su casa, su entorno familiar y su país de origen a causa de los conflictos violentos, los desastres naturales o la falta de derechos humanos en sus países.