Una de las funciones de la escritura, a lo largo de los siglos, es la de documentar el mundo; los renacentistas dirían el pequeño mundo del hombre; nosotros, más bien, el pequeño mundo del ser humano.
Es lo que hacen –documentar ese pequeño mundo de Jesús y de su bar salmantino de La Gran Tasca, no muy lejos de la hermosa plaza mayor– Pablo Diego Pinto, Manuel Martín Mohedano y Nico Palastrami, en Arte y bobaína. El libro de la Gran Tasca (2021).
El pequeño mundo de un serrano y albercano, Jesús Puerto, y de sus andanzas vitales y de sus querencias, anhelos y modo de estar en la realidad, en el mundo, que acaso quieran definir los autores ya en el título: “arte y bobaína”, término este último muy del ámbito dialectal leonés, con ese característico diminutivo, tal y como en La Alberca se dice.
En este libro todo gira en torno a un ser, Jesús, a su itinerario vital, desde la niñez, época de estudios, servicio militar, y a ese espacio castizo salmantino de la Gran Tasca, que cogiera en un traspaso y del que ha hecho su medio de vida y, al tiempo, su ámbito de relaciones humanas, con mil y una anécdotas, que el libro recoge, y toda una galería de tipos humanos y de episodios que otorgan a la obra su atractivo.
Es al tiempo un libro marcado por la verosimilitud –a ello contribuye el establecimiento, la ciudad, las gentes, las fotografías que lo ilustran– y por una suerte de imaginación, de tradición diríamos que quevediana, que llega hasta un escritor salmantino, como fuera Diego de Torres Villarroel, que ejerció los mil y un oficios, y que, en la Salamanca dieciochesca fuera todo un personaje; un personaje que nos plasma su dimensión humana y literaria en esa obra emblemática titulada precisamente Vida y que publicara sus conocidos “almanaques” sobre mil y un asuntos.
Estos días pasados, en la feria del libro de Salamanca, celebrada aún, por fortuna, y ojalá que siempre, como viene siendo tradición –pese al reciente empuje de intereses de terrazas y otros negocios–, en la Plaza Mayor, Jesús, acompañado por los autores de la obra, han firmado ejemplares de ella.
El mundo de la dehesa, de los toros, esa querencia terruñera salmantina entre dehesas de encinas y montículos con unos pastos deliciosos, todo ese mundo, está ahí, es una de las querencias de Jesús, un serrano indomable, peculiar, fiel a su modo a su raíz, generoso y abierto.
Acaso, no estuviera de más aportar esas palabras que los autores indican en la cubierta, para ilustrar lo que es esa “Vita d´un uomo” (vida de un hombre), título con el que el gran poeta italiano Giuseppe Ungaretti reuniera su obra. Resumen ellos de este modo su empeño:
“La obra, a medio camino entre el estudio etnográfico y el género novelesco, es además un almanaque de acontecimientos, vivencias y anécdotas ocurridas en la Gran Tasca. Todas ellas narradas con un toque de humor y desde la mayor absoluta admiración y respeto hacia el protagonista, que ya forma parte de la vida de varias generaciones de salmantinos.”
Ese protagonista es el albercano Jesús Puerto Hernández. Genio y figura. Quién se lo iba a él a decir.