No dejaré en estos versos nada
fuera de la palabra de mi pecho
herido por el fuego del amor.
La ciencia de esta obra me dirige
a algo que no puede explicarse.
Mi vuelo me da caza, me levanta
allá donde mi vista no distingue
la forma ni el número del todo.
El cuento de mi vida me arrulla
en una ensoñación no manifiesta.
Me poso con el puño en la barbilla,
absorto en lo que veo en mi alma.
Los barcos a lo lejos no se mueven,
se vuelven la pintura de mis ojos.
Aquí en mi corazón está una estampa
impresa en el día en que nací.
Es tanta la pobreza de mi bolso,
son tantos mis pesares, mis dolores,
que dejo en limosna lo que tengo
y ruego a mi ángel que me acoja.
No falta quien se acerque, quien se aleje,
quien eche una limosna en mi bolso.
De noche las estrellas me contemplan
mirando sus primores en el cielo.
La luna ilumina mi sentido
vertido en la copa del silencio,
pesada como plata, como oro.
El mundo ya no existe para mí
fuera de la palabra de mi pecho,
que contiene la nada en plenitud.
Mañana encontrarán bajo la sombra
del poema la huella de mis pasos
que avanzan al camino del presente.
torres_rechy@hotmail.com 14 de mayo de 2022 Xalapa-Equez., Veracruz, México