Tras el fin de la II Guerra Mundial Rusia celebra cada 9 de mayo el Día de la Victoria. Además de ser fiesta nacional los actos principales son el discurso del presidente de turno en la Plaza Roja de Moscú y el desfile de tanques, vehículos, aviones… y demás artilugios que solo sirven para hacer guerras aunque juren y perjuren que se utilizarán para garantizar la paz, y este año, desgraciadamente, los hechos hablan por sí solos. A pesar de las terribles circunstancias por las que está haciendo pasar a todos los rusos Putin ni siquiera ha tenido el gesto de suspender los actos. Al contrario. Se especula con que piensa aprovechar la fecha para declararle formalmente la guerra a Ucrania, y ante este despropósito los rusos, los ucranianos y todos los ciudadanos del mundo nos preguntamos qué es lo que lleva haciendo desde el pasado 24 de febrero. Putin nos diría que se trata de una operación militar rutinaria, pero la llame como la llame, todos sabemos el nombre: guerra, maldita guerra, guerra que como todas las guerras solo sirve para destruir hospitales, colegios, teatros, museos, templos, viviendas de familias trabajadoras… y convertir a rusos y ucranianos para siempre en muertos vivos o en vivos muertos.
Si Putin sintiera algún respeto por su pueblo, aprovecharía la fecha para poner punto final a su locura, pero los rusos se preparan para algo que intuyen terrible, por lo que este 9 de mayo será un día festivo para él, para ellos será un día de angustia, y esperemos que los planes le salgan mal y no sea también la víspera de días peores.