OPINIóN
Actualizado 07/05/2022 09:20:04
José Fermín Rozas

El jueves la web municipal informaba de la renovación de la flota de autobuses urbanos incorporando “cinco vehículos ecológicos”. Añadía “el alcalde ha destacado el compromiso del Ayuntamiento con un servicio de transporte de calidad para los salmantinos, que además sea respetuoso con el medioambiente y que esté en consonancia con nuestros objetivos de ciudad verde y responsable en la lucha contra el cambio climático.” Donde ponen salmantinos agregar, cuando menos, salmantinas no hubiera estado mal; ellas son las principales usuarias de este, y cualquier otro, servicio de transporte público.

Estación medidora de contaminantes situada en la Calle de La Bañeza, a la derecha del centro de la foto.

Es tozudo el empeño municipal por calificar de ecológico a un hidrocarburo como el Gas Natural. Contaminante, aunque sea menos que la gasolina o el gasoil. Asimismo, estos días muestra su potencial favorecedor de la incontrolada dependencia exterior de la economía española. Pero no me importaría asumir esa calificación si hubiera una decidida política de reducción del uso del vehículo privado en Salamanca, para el que teóricamente es alternativa. Sin olvidar los 100.000 viajes diarios en coche provocados por el alfoz. Otras ciudades, caso de Valladolid, ya compran vehículos eléctricos.

Casualmente Ecologistas en Acción presenta el mismo día los resultados de una campaña de medición de la contaminación por dióxido de nitrógeno, NO2, en ocho ciudades de Castilla y León. Sus resultados, como los de otras dos anteriores, muestran la preocupante situación real de la contaminación atmosférica en ciudades y sus centros educativos. Algo no reflejado por las estaciones oficiales, quizás explicado por situarlas en amplias zonas verdes o sin tráfico.

Detrás del cartel rojo, estación medidora de contaminantes en La Aldehuela.

Situados junto a la primera ronda o cerca de ella, 6 de los 17 entornos educativos estudiados en Salamanca superan la referencia del valor límite anual de NO2. Consecuencia del intenso tráfico, vuelve a ser en febrero de 2022 la más contaminada de la región. Ecologistas recuerda que la Directiva 2008/50/CE y el Real Decreto 102/2011, obligan a colocar los medidores en “las áreas situadas dentro de las zonas y aglomeraciones que registren las concentraciones más altas a las que la población puede llegar a verse expuesta”. Curiosamente esto se cumplía mejor en el pasado, las actuales estaciones tienen los números 5 y 6, y tampoco están en sus emplazamientos originales.

Colegio de Juan Jaén en el Paseo de Carmelitas, a su izquierda el de la Santísima Trinidad.

El NO2 provoca anualmente unas 7.000 muertes prematuras en España, según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente, 500 en Castilla y León. Es un gas irritante agravante de dolencias respiratorias, y merma la resistencia a las infecciones, incrementando la mortalidad de enfermedades como la COVID-19. Entre los grupos más sensibles a la contaminación del aire está la población infantil. Existen iniciativas, entornos escolares y revuelta escolar, para movilizar la comunidad educativa por un aire limpio en muchos colegios, pero ninguno en Salamanca.

Paseo de Canalejas, donde hay hasta tres centros educativos.

Algo innecesario si se dejaran de tanta falacia de verdes, sostenibles y ecológicos, y tomaran medidas de verdad. Quizás tanto interés en dotar de aparcamiento un centro universitario como la Facultad de Ciencias Agrarias, noticia de ayer, o para trabajadores de grandes instalaciones bien dotadas de transporte público, no parece el mejor camino. Se atren cohes para estar aparcados durante largas horas. Claro que los electores encima les premian, aunque el Cambio climático y sus gravísimas consecuencias puedan ser ya imparables.

Intevención municipal en un Colegio de Barcelona mejorando la seguridad de sus accesos.

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