Para evitar el suicidio en niños y adolescentes es de vital importancia reconocer a tiempo el problema
"La vida se me complica" o "cuánta soledad", es frecuente leer en Telegram u otros medios de comunicación juvenil.
A día de hoy, más de 50 suscriptores intercambian sus ideas y preocupaciones en un lugar creado únicamente para hablar de posibles maneras de suicidarse, también para escucharse entre quienes piensan que no pueden encontrar ayuda más allá de la pantalla de su teléfono móvil. Estas palabras están en boca de quienes no han empezado a vivir.
En España los menores mueren principalmente por causas externas, en la mayoría de los casos por accidentes, suicidios y lesiones auto infligidas. En 2020 esta tendencia se vio alterada por el confinamiento, hecho que hizo que el suicidio pasará a ser la primera causa de muerte por causas externas. De todas formas, analizando los datos posteriores al verano de 2020, cuando el confinamiento ya había pasado, las muertes por suicidio volvieron a ser muy similares a años anteriores: en 2020 murieron 61 niños/as niñas y adolescentes.
En sí mismo para un adolescente el hecho de estar involucrado en situaciones de violencia, ya sea de pareja o familiar, acoso escolar o ciberbullying, como víctima o agresor, se ha descrito como un importante factor de riesgo para la conducta suicida. Los menores que son víctimas de bullying tienen 2,23 veces más riesgo de padecer ideaciones suicidas y 2,55 veces más riesgo de realizar intentos de suicido que aquellos que no lo han sufrido.
En el caso del ciberacoso, el impacto es todavía mayor. Incluso los adolescentes perpetradores de ciberbullying tienen un mayor riesgo de manifestar ideaciones y comportamientos suicidas.
El manifestarse intenciones suicidas varía de forma relevante según la franja de edad, se nota un incremento a medida que los niños/as alcanzan la adolescencia. En una encuesta hecha por medios clínicos podemos ver como el porcentaje entre 4 y 8 años con este tipo de pensamientos es de un 2%, esta fracción se triplica en la adolescencia, alcanzando un 6% en el grupo entre 13 y 16 años.
Un último factor de riesgo relevante está relacionado con situaciones vitales estresantes, emocionalmente intensas, para las que los jóvenes no han podido desarrollar recursos internos para enfrentarse a ellas. Por ejemplo: conflictos familiares graves y separaciones de padres conflictivos, humillaciones y malos tratos, la soledad, desengaños amorosos, muertes de seres queridos, pérdidas de amigos, cambios de residencia, fracaso escolar, conflictos de discriminación y/o aceptación sexual.
No podemos hablar de suicidio en la adolescencia sin mencionar el factor de riesgo emergente que representan las nuevas tecnologías y especialmente las redes sociales. No nos referimos solo al ciberbullying, sino al hecho que, en estos nuevos canales de comunicación muy en uso entre los jóvenes, la información, así como los retos y los juegos, no tienen un control y están al alcance de cualquiera. Estos canales pueden ser muy peligrosos para chicos y chicas especialmente influenciables o que se encuentran viviendo un momento de vulnerabilidad intensa. Además, los expone a ser víctimas de violencia online que deriva especialmente del uso que hacen de internet para relacionarse.
El efecto llamada es un tema peliagudo y se está viendo como muchas redes sociales lo pueden potenciar. De hecho, se ha visto como en Tik Tok hay páginas -con muchos seguidores- que utilizan el suicidio como una salida para los adolescentes. Durante el confinamiento bajaron los intentos y suicidios consumados, pero durante el retorno progresivo a la normalidad, en el que estamos, las urgencias que atienden estos casos volvieron a dispararse.
Las motivaciones últimas de la conducta suicida no están claras, ni en los adultos ni en los más jóvenes, quienes están en una etapa vital clave cuando los cambios físicos, mentales y emocionales son muy fuertes. El problema de la conducta suicida es especialmente complejo. Por cuanto desconocido. No sabemos si es genético, en qué medida, si es biológico, si es sociológico, porque los hombres se suicidan tres veces más que las mujeres, y estas intentan el suicidio tres veces más que los hombres.
La vergüenza y el miedo al estigma de lo que, popularmente se denomina locura, es lo qué probablemente, hace que busquen atención y prevención. Psiquiatras voluntarios lo atienden, recordando una idea obvia: cuando una persona no se plantea huir de la vida: “El suicidio es una solución eterna para un problema temporal”.
Para mejorar en la prevención de los trastornos mentales y, en algunos casos extremos, las autolesiones e ideas suicidas, los especialistas apelan a “alfabetizar en salud mental y psicológica” a las familias y, por supuesto, a los sanitarios de la atención primaria. Hay que prestar atención a los signos que dan y que son llamadas de auxilio.
Otro factor a tener en cuenta es el sexo: los pensamientos suicidas se incrementan con la edad, siendo más recurrentes en niñas a partir de los 13 años: entre menores de 12 años los pensamientos suicidas son más recurrentes en niños que en niñas, pero esta relación se invierte para los mayores de 13 años, donde un 7% de niñas frente a un 5% de niños, contemplaría la posibilidad de suicidarse.
Un claro ejemplo que nos puede ayudar a entender más sobre este factor de riesgo viene de los datos recogidos por el Teléfono de la Esperanza, dónde el 65% de las llamadas son de mujeres y el 35% de hombres. Los profesionales consultados consideran que en general parece que a los hombres les cuesta más compartir lo que les sucede y pedir ayuda. Esta discrepancia entre requerir o no ayuda puede ser uno de las razones detrás de la divergencia entre menores en las intenciones y la realización del acto suicida. Y nos lleva a otra importante conclusión: la importancia del tratamiento y la identificación de determinadas actitudes, así como la generación de espacios que rompan con los estereotipos de género para que los adolescentes puedan expresar sus emociones en un entorno seguro.
El suicidio y los comportamientos suicidas generalmente ocurren en personas con uno o más de los siguientes factores:
Causas:
Las personas que intentan suicidarse con frecuencia están tratando de alejarse de una situación de la vida que parece imposible de manejar. Muchos de los que cometen intento de suicidio están buscando alivio a:
Los comportamientos suicidas pueden ocurrir por una situación o hecho que la persona ve como agobiante, tales como:
Algunas personas intentan suicidarse de una manera que sea menos llamativa, como envenenamiento o sobredosis. Los hombres tienen mayor probabilidad de escoger métodos violentos, como dispararse, tirarse a las vías de metro o tren, ahorcamiento… Como resultado de esto, los intentos de suicidio en los hombres tienen mayor probabilidad de terminar en muerte que los de la mujer.