OPINIóN
Actualizado 27/04/2022 08:25:17
Eusebio Gómez

“Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gál 2,20).

Quien vive en Cristo resucitado, se convierte en Buena Noticia para los otros y comunica vida. Tenemos un gran amor a la vida, pero a veces pueden más otros amores que, ofreciéndonos felicidad, nos quitan la vida. La palabra vida, por tanto, despierta interés en el oyente y, normalmente, la asociamos con: alegría, amor, paz , felicidad.

Dios es un Dios de vivos y quiere que vivamos plenamente. Delante de nosotros están la vida y la muerte. En la elección de una u otra está el futuro para nosotros y para nuestra descendencia.

Los primeros creyentes se encontraron con Jesús, lleno de vida. El Resucitado se les hacía presente en la vida cotidiana. Es curioso como los que, paralizados por la cobardía, no se atrevían a confesarse como discípulos, cuando se encontraron con el Resucitado, arriesgaron su vida por la causa del Crucificado. Y ellos creerán que la presencia del Resucitado les acompañará “todos los días hasta el fin del mundo”

Quien tiene la experiencia pascual, opta por la vida, ama la vida, trabaja para que todos tengan vida. El amor es vida y comunica vida. Los que han optado por la vida, tendrán que seguir los pasos de Cristo. “Sería un error grave pretender apuntarse a la Resurrección de Jesús en su último estadio, sin recorrer las misma etapas históricas que recorrió Jesús” (Jon sobrino). Los que sirven a la causa de la vida, sufrirán persecuciones, tribulaciones, pero Jesús estará con ellos.

“Cristo no suprimió el sufrimiento y tampoco ha querido desvelar enteramente su “misterio”. Él lo tomó sobre sí y eso es bastante para que nosotros comprendamos todo su valor” (C.Vaticano II).

Dios quiere que vivamos en abundancia, que optemos por la vida. Pero nosotros, por vivir mejor, a nuestro aire, nos amarramos a lo que, en vez de darnos vida (dinero, droga, robo), nos hunde cada día más en la muerte.

En el tiempo de dificultad como el que pasamos, es bueno reconocer nuestras limitaciones y poner lo poco o mucho que tengamos al servicio de los otros. Juntos podemos salvarnos de todas las guerras de cada día.

“Cierto país fue invadido por el enemigo. Cuando un cojo se lo comunicó a un ciego, éste se cargó al cojo a sus espaldas y escaparon juntos. Lo hicieron aprovechando lo mejor de cada uno (Huai Nan Zi)

Cada persona tiene un montón de limitaciones, pero todas pueden poner sus cualidades al servicio de los otros. Cada persona lleva a Dios dentro, al Dios que carga con el cojo, el ciego y el paralítico. Él es la fuerza de los débiles.

Pablo se dio cuenta de ese gran misterio. Cómo el Creador se manifiesta en lo débil. Él es la fuerza, la roca, la seguridad de los caminantes. Este es el gran misterio, difícil de aceptar. La fuerza de Dios brilla en la debilidad del ser humano y su riqueza en la pobreza del hombre. La debilidad de éste se convierte en gracia poder de Dios.

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