OPINIóN
Actualizado 19/04/2022 13:49:43
Luis Frayle

Contra el totalitarismo reinante en nuestras democracias creo que poco puede aportar el ciudadano pensante para contrarrestarlo. Hemos visto cómo los estados o los gobiernos de turno tienen en sus manos todos los resortes para eliminar el pensamiento crítico e imponer el pensamiento único. Esa labor de contrarrestar el pensamiento único es la de los “intelectuales”. Este término que se acuñó en el siglo XIX designaba a los pensadores y escritores que tenían influencia en la sociedad a la que aportaban sus ideas y se constituían en sus guías. La luz de su mente iluminaba al pueblo. Hoy ese nombre está desprestigiado porque algunos o muchos de ellos han desertado de su función. Hablaremos entonces de pensadores, incluyendo en este término a todos aquellos que hacen llegar su pensamiento a la sociedad. Los medios para cumplir este objetivo hoy se han multiplicado. Además del libro, de la prensa y la televisión, de la cátedra y la enseñanza en general, habría que añadir una larga lista de medios de comunicación e información que todos conocemos. Pero está claro que no todos son pensamiento crítico, por tanto hemos de excluir a todos aquellos que trasmiten un pensamiento vacío, como ocurre con mucha frecuencia en las redes sociales y en los periódicos; y también a todos los que se someten al poder totalitario, porque pertenecen al grupo dominante y contribuyen eficazmente a mantener y difundir el pensamiento único; o puede ser también que renuncien al pensamiento crítico y flirteen con el poder totalitario por motivos de supervivencia o por subir en la escala social; es lo que acurre con frecuencia en los medios de comunicación, muchos de los cuales están al servicio o pertenecen a un partido o a un grupo de poder o de presión.

Por consiguiente para difundir el pensamiento crítico y formar a los ciudadanos y por tanto a la sociedad contra el pensamiento único que se les pretende imponer contamos solo con los pensadores que difunden la verdad a través de los medios que cada uno tenga a su alcance. Aquí tiene una gran importancia la universidad y también en su medida los demás centros de enseñanza, que tienen la obligación de formar a las futuras generaciones; y todos los medios de comunicación si cuentan con los pensadores preparados y con la voluntad y, si es necesario, la decisión y la valentía para formar al pueblo y trasmitirle la verdad y enseñarle a tener `pensamiento crítico.

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