Datado en el siglo XV, llega a la iglesia de San Pedro en 1836 procedente del convento jerónimo de San Leonardo, es una de las imágenes más veneradas en la villa ducal
El Cristo de San Jerónimo volvió a recorrer las calles de Alba de Tormes en la noche del Martes Santo. Su rostro, castigado y desfigurado por un dolor extremo, envolvió la noche albense de recogimiento, tristeza, respeto y acompañamiento.