TOROS
Actualizado 28/03/2022 13:11:36
Fermín González

Se cumplen ochenta años de la muerte de este simpar poeta, Miguel Domingo Hernández Gelabert. Un poeta, un ser de una humanidad inigualable, se le conmutó la pena de muerte por treinta años de cárcel, que evidentemente no llego a cumplir porque una tuberculosis pulmonar acabo con su vida en la prisión de Alicante el 28/3/1942.

No es ocasión de revisar y hacer crítica de su obra, ni bucear por todos los pormenores de su vida, tan solo evocar y conságrale el más conmovido recuerdo, y el más merecido homenaje de admiración, que al igual que otro gran poeta, García Lorca, cuyas obras han sido traducidas a todos los idiomas cultos del mundo. Dentro de la serie de poemas, se encuentran algunos emblemáticos dedicados al tema taurino, “Citación fatal”, es una elegía en recuerdo del torero Ignacio Sánchez Mejías que según Agustín Sánchez Vidal -uno de sus más acreditados biógrafos- se debió componer (antes de que Lorca y Alberti acabaran las suyas), ya que el archivo de Hernández se conserva una carta del 21 de agosto de 1934 (solo diez días antes de la muerte del infortunado diestro).

Es contratado como secretario personal de José María de Cossío por doscientas cincuenta pesetas mensuales, para que le ayude a escribir su monumental obra “Los Toros”. De inmediato, el poeta inicia la ardua tarea de recopilación bibliográfica en archivos, y bibliotecas que servirá de base y construcción del primer tomo del mencionado libro. Hernández fallece en el 1942 y este libro se publico en el 1943, sin embargo, el poeta oriolano además de escribir las biografías de Antonio Reverte, El Espartero, y Tragabuches, proporciona al polígrafo vallisoletano abundante materias histórico materias histórico, para lo publicado después por Cossío, que siempre mostró una notable admiración por Hernández, que queda plasmada en innumerables paginas de su tomo segundo II Los Toros. Considerado “el primer poeta que de manera continua lleva el toro a una dimensión taurica”.

“Toro”, una sutil metáfora en la que el toro anima a los toreros a la lucha”

Vino la muerte del chiquero: vino

De la valla, de Dios, hasta su encuentro

La vida entre la luz, su indumentaria;

Y las dos se pararon en el centro,

Ante la una mortal, la otra estatuaria.

Comenzó el juego expuesto

Por una y otra parte…

La vida se libraba, ¡con que gesto!,

De morir ¡con qué arte!

Quisiera yo, Mejías,

A quien el hueso y cuerno

Han hecho estatua, callado, paz, eterno,

Esperar y mirar, cual tu solías,

A la muerte: ¡de cara!,

Con un valor que era un temor interno

De que no te matara.

Son fragmentos de la elegía “Citación Fatal”, que Miguel Hernández público a la muerte de Ignacio Sánchez Mejías… todo un curso de sensibilidad, de personalidad, de acercar lo sublime el oro, el toro, y la muerte.

San Pedro, ¡abre! La puerta:

Abre los brazos, Dios, y ¡dale! Asiento.

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