OPINIóN
Actualizado 14/02/2022 08:27:59
Jesús Garrote

Desde 1971 habrán pasado unos 15.000 alumnos. Actualmente teniendo en cuenta los alumnos de formación profesional de Lorenzo Milani nos educamos con unos 600 por año, de los cuales unos 150 viven en viviendas de protección o en casas de acogida.

Los primeros años venían de los pueblos, de padres agricultores y de fracaso escolar. Necesitaban apoyo al estudio y dominio de la palabra.

Desde 1992 empezamos a recibir chicos de protección a la infancia, niños y niñas que sus familias no los podían cuidar adecuadamente.

Cuando no se les protege a tiempo pueden llegar por medida judicial. En los últimos treinta años hemos apreciado que cada vez vienen más niñas y cada vez también vienen con menos edad. Parece que familias y escuela cada vez tienen menos tolerancia a la frustración y se desentienden antes, argumentando falta de recursos y de capacidad.

También llegan un gran número de niñas y niños adoptados, también de familias de acogida. Acogemos menores extranjeros no acompañados que han tenido que cruzar el Mediterráneo en patera o debajo de un camión.

Hay una casa de acogida para unos veinte inmigrantes sin papeles que tienen que esperar a cumplir tres años de arraigo para poder trabajar legalmente, también se han quedado fuera de otras ONGS por no tener algún papel. Cuando acaban nuestro itinerario de formación profesional básica, alfabetización en español y aumentando su nivel de empleabilidad, son muy cotizados en las empresas donde hacen las prácticas.

Los menores vienen con trastorno del apego y con trastorno por estrés postraumático. Esto hace que sean vulnerables en su pasión por encontrar alguien que los quiera bien.

Aquí intentamos no estigmatizarlos, les ofrecemos un itinerario en nuestro proyecto ecosocial por los objetivos de desarrollo sostenible. Desde una cata de oficios innovadora, formación profesional básica, de grado medio y superior hasta que puedan conseguir una integración social real para aportar su talento a la sociedad y dejar el mundo mejor de lo que lo han encontrado.

La atención a la diversidad, a las inteligencias múltiples de los niños e intentando equilibrar las emociones desde el arte con la escuela de circo, de cine, de animación, etc. Procuramos un tiempo libre sano para no caer en las trampas de la droga y los abusos de adultos que parecen estar al acecho. Por tanto nuestra obligación es ofrecerles segundas oportunidades y no criminalizarlos.

Los ejemplos de sus padres no siempre fueron los mejores, por eso necesitan mucho tiempo de buen trato y la mejor educación sin juicios.

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