Estoy convencido de que Paquita Salas y La Veneno se verán dentro de veinte o treinta años como las buenas historias que seguirán siendo… y como una de las mejores disecciones de los tiempos y las sociedades que recrean: las nuestras, las de hoy, al menos, las de AP (antes de la pandemia); y a quienes convivimos en ellas, entre otros: millennials, viejunos, chavorrucos, viejosperonoidiotas, cuñaos… Que todos podemos estar etiquetados, no nos creamos tan especiales…
Me cayeron bien cuando los vi en OT, eran simpáticos, irreverentes, pero tenían algo que siempre he valorado; entre las risas y bromas, se ponían serios cuando había que hacerlo, tenían gracia pero no reían las gracias… Eran la profesora de Fama, la de “la fama cuesta y aquí vais a empezar a pagar” –los de mis tiempos seguro que saben de quién hablo–, en la época de ahora, esa que demasiadas veces considero de la eterna adolescencia –probablemente porque me voy haciendo mayor y la adolescencia va quedando más lejos–; y eso me llamó la atención. No les perdí la pista y disfruté Paquita Salas, ácida y tierna a la vez, juguetona pero sin concesiones; y La Veneno, que acabo de ver, me confirma mis apreciaciones. De hecho, sobre Paquita escribí hace un tiempo –https://salamancartvaldia.es/not/215067/paquita-salas/– y me da gusto darme cuenta de que no iban mal mis intuiciones.
Considero que Los Javis se atreven como pocos, tienen las cosas muy claras… y no necesitan perdonarle la vida a nadie, mucho menos ejercer de inquisidores. Los señores Ambrossi y Calvo, por orden alfabético, cuentan buenas historias, manejan humor e ironía… Y nunca sueltan la ternura, ni cuando ponen ante la cámara al peor de los personajes; bueno, con algunos “peores” probablemente no haya mucha ternura, pero tampoco saña.
Me parece significativo, por ejemplo, que el único discurso conceptual “de género” tenga mucho de burlón… mientras toda la serie es un tratado –al alcance de cualquiera, eso sí– sobre todos esos temas. No explica, no busca hacerlo, busca, como ha hecho siempre el buen arte, contar, mostrar. Las explicaciones y los conceptos llegan por añadidura, sin que nos demos cuenta.
Los Javis nos ayudan a adaptarnos a los tiempos al mismo tiempo que nos dicen que no olvidemos lo que sirve… ni lo que no sirve, que Bernarda Alba sigue por ahí, que las personas no han dejado de buscar querer y ser queridas, que ser como nos dé la gana, siempre que no jodamos a nadie, es un deber, más que un derecho.
De hecho, hace muy poco vi un pedacito de una entrevista a Daniela Santiago, quien hace de “La Veneno” y contaba, con gracia y sin acritud, cómo las señoras de su pueblo la saludaban cuando la veían: “¡Qué guapa estás, José Eduardo!”
Pues eso, que a veces nos complicamos la vida de más; que buenos y malos hay en todas partes y que lo recomendable es que intentemos ser de los primeros, que merece la pena. Meteremos la pata más de una vez, pero si procuramos no fastidiar al prójimo, todo tiene solución.
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