En verano dicen que los corderos también se limitan a balar mientras los conducen al matadero. No tratan de escapar, no se sublevan, no aprovechan su superioridad numérica para evitar una muerte segura. Por desgracia, en nuestras acomodadas sociedades de la opulencia, incluso en verano, cada día hay más corderos a pesar de que los lobos nunca han sido superiores en número.
Fueron un pequeño grupo de fanáticos lobos nazis los responsables del Holocausto, pero la gran mayoría de los alemanes querían vivir en paz. Este el mensaje del psiquiatra forense residente en Estados Unidos, Manuel Tanay, judío que sobrevivió al genocidio. Y añade se nos dice que la gran mayoría de los musulmanes sólo quieren vivir en paz, pero el hecho es que los fanáticos dominan el Islam, se trata de los fanáticos los que sistemáticamente masacran cristianos y grupos tribales en África. Y tras repasar numerosas y diversas manadas de lobos que han asesinado, torturado, exterminado, esclavizado a millones de silenciosos corderos a lo largo y ancho de nuestro mundo concluye diciendo y todo ello sucede a causa de que las mayorías pacífica no se pronunciaron hasta que fue demasiado tarde. Con relación a los miles de personas que tratan de venir a Europa en busca de una vida digna ¿continuaremos siendo corderos? ¿dejaremos que lobos, fanáticos y fundamentalistas, los expulsen sin miramientos argumentado falsos slogan de interés por el bien de sus corderos?
¿Cuántas manadas de lobos nos acechan hoy? ¿Los explotadores, los políticos ladrones y corruptos, los extremistas y fundamentalistas de derechas o de izquierdas, los racistas y xenófobos, etc.? Puede parecer que son muchos, pero si los observamos detenidamente son minorías, entonces ¿por qué son ellos los que dominan el rebaño? Tal vez ese sea el motivo, que llevamos ya décadas comportándonos con un rebaño de temerosos y silenciosos corderos.
Una sociedad es el tejido social que la conforma. No somos realidades individuales. Los seres humanos somos la trama y la urdimbre de ese tejido. Lo que somos, lo que nos define, siempre vendrá indicado precisamente por nuestras diferencias con otros. Somos blancos, porque existen otros tipos de color de piel. Somos altos porque hay bajos. Morenos porque otros tienen el cabezo rubio, castaño o blanco. Somos hijos porque tenemos padres, pero si los perdemos somos huérfanos. Son los demás los que nos hacen ser lo que somos, los que nos define. Somos corderos porque dejamos mandar a los lobos.
Creo que nadie puede dudar que los seres humanos que deseamos vivir en paz y ayudar, dentro de nuestras posibilidades, a que otros semejantes puedan hacerlo también, somos una inmensa mayoría, lamentablemente, una inmensa mayoría de corderos silenciosos.
¿Sabremos algún día dónde queremos ir? ¿Nos atreveremos a ir? ¿En algún momento descubriremos el procedimiento para encerrar a los lobos? Puede que sí, pero para ello hay que comenzar a formular las preguntas correctas, no nos suceda como a Alicia cuando preguntaba el camino a Cheshire, el gato[i]:
· ¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
· Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar - dijo el Gato.
· No me importa mucho el sitio... -dijo Alicia.
· Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes - dijo el Gato.
· ... siempre que llegue a alguna parte - añadió Alicia como explicación.
· ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte - aseguró el Gato -, si caminas lo suficiente!
Sé que estos temas no son apropiados para momentos de relajo y descanso, pero el tiempo se acaba y los lobos nos someten cada día con más crueldad, porque ellos se alimentan del silencio de las mayorías de corderos sumisos, cada vez más sumisos.
El filósofo, poeta, editor y periodista mexicano, Práxedis Guerrero afirmaba que La pasividad y la mansedumbre no implican bondad, como la rebeldía no significa salvajismo. ¿Mansos o rebeldes?[i] Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carrol