Por primera vez desde que sale desde el Alto de Valhondo, el encierro se completó en pocos minutos dejando grandes sensaciones
A la cuarta fue la vencida: por primera vez desde que el encierro a caballo sale desde el Alto de Valhondo (desde 2016), el evento salió a la perfección, dejando grandes sensaciones en las decenas de miles de personas que abarrotaban todos y cada uno de los tramos del recorrido (excepto el inicial de campo, ya que no pueden acceder espectadores) desde bastante antes de su inicio.
Hay que recordar que en el año del estreno del actual recorrido, varios astados se escaparon, y 'en agujas' (o lo que es más apropiado, en el tramo urbano, ya que el de campo también está vallado) apenas entraron 2. En 2017, el número de astados que entró se dobló, además de decepcionar el tamaño de los animales; mientras que el año pasado sí entraron todos los astados, pero hubo uno de ellos que lo hizo bastante rezagado.
En esta ocasión, los 6 astados de la ganadería de Pilar Población protagonistas del evento entraron en el tramo urbano, y además a lo grande, perfectamente arropados por los caballistas participantes, dirigidos por Francisco Cuesta, responsable un año más del encierro tras el buen trabajo de años anteriores.
Tras venir trabajando para hermanarlos con los cabestros desde hace tres semanas, los toros optaron por tirar en el tramo de campo hacia la derecha ?desde el punto de vista de los espectadores congregados fuera de ese tramo-, bajando poco a poco ellos solos, con los caballistas escoltándoles a unos metros. En ese momento no era fácil de prever una entrada tan perfecta en agujas: a la llegada al cambio de superficie, 'todos' se ordenaron, quedando unos caballistas por delante, la manada totalmente compacta justo detrás, y unos cuantos caballistas más para cerrar la comitiva.
El trabajo fue tan perfecto que incluso los caballistas se llevaron unos cuantos aplausos por parte del público en la zona de la Puentecilla, pese a que el 'madrugón' para coger sitio únicamente les había servido para verlos pasar fugazmente. En esta ocasión, al menos, no pasaron el más mínimo frío, ya que lució el sol y hacía una buena temperatura (aunque inferior a la del Sábado).
Además, hubo algunos entretenimientos, como la tradicional procesión de San Pedrín de la Peña La Polémika (este año con santo de carne y hueso incluido), el cante por parte de un hombre, o la visita anticipada de un caballo bastante especial. De igual modo, varias peñas optaron por organizar desayunos camperos en el entorno del encierro, y todo aquel que bajó por Conde de Foxá pudo degustar de forma gratuita (con la posibilidad de hacer donativos a la AECC) los torreznos ofrecidos por Felipe Antúnez.
Regresando al encierro en sí, la manada subió a buen ritmo hasta la Plaza Mayor, siendo lo más destacado que un toro se dio la vuelta hacia el Registro, tardando poco en volver a enfilar la calle Madrid, y que un caballista sufrió una caída un poco fea a su entrada en la Plaza. El encierro no dejó ningún herido de relevancia, salvo una agente de la Policía Local de Ciudad Rodrigo, que sufrió una fractura de escafoides al ser víctima de las ansias de varias personas, que la aplastaron cuando se disponía a retirar una cinta.