¡Hoy es Año Nuevo! Que tengan un feliz y venturoso 2022, queridos lectores.
Todos celebramos el Año Nuevo y aunque muchos sabemos que es un momento para la alegría y la esperanza, son menos los que saben que, inicialmente, en la Antigua Roma, el Año Nuevo se celebraba en el mes de marzo y que fue Julio Cesar quien pasó el primer día del año al 1 de enero. La principal razón para el cambio de fechas es que era en el mes de enero cuando los cónsules asumían gobiernos y, consecuentemente, el comienzo de nuevos ciclos y retos.
Casi 2.000 años después, la llegada del Año Nuevo sigue teniendo el mismo significado que tenía para los romanos en el año 47 a.C. También para nosotros, es la renovación de la esperanza y los buenos deseos de que los nuevos caminos y proyectos arriben a buen puerto. Pero el cuándo y el cómo celebramos la llegada del Nuevo Año varía en función de las creencias, cultura y tradiciones.
El Año Nuevo es una celebración internacional cargada de sentimientos y emotividad. Puede que sea la fiesta en la que participan mayor número de personas. La razón bien podría ser el que la gran mayoría de los seres humanos, tenemos algún motivo para celebrar la llegada de un nuevo año abierto a todo un mundo de posibilidades, o la despedida del año que se va con sus alegrías y sus penas, pero que pertenece al pasado.
Dentro del Cristianismo, la Iglesia Católica celebra el Año Nuevo de acuerdo al calendario gregoriano (calendario universal que se implantó en 1582), el 1 de enero. Al igual que lo hacen las Iglesias protestantes, excepción hecha de alguna de ellas como los Testigos de Jehová, Menonitas, Shakers…, que no lo celebran. La Iglesia Ortodoxa también celebra el año nuevo el mismo día que la Iglesia Católica, aunque algunas ubicadas en Rusia y Serbia lo hacen el 14 de enero. De acuerdo a la tradición judeocristiana, el 1 de enero coincide con la circuncisión de Cristo y cuando este recibe el nombre de Jesús (según el Evangelio de Lucas).
El Judaísmo sigue el calendario hebrero lunar, que se inicia en el mes de Tishrei (entre septiembre y octubre) Según la Torá, el inicio del año comienza en el mes de Nisán y se conmemora la salida de los judíos de Egipto en el Éxodo. Es un tiempo de reflexión, del despertar espiritual, de reunión y reconciliación con seres queridos.
Para el Islam, el calendario musulmán o islámico (denominado Muharram) es lunar y dura 354 días, más uno en años bisiestos. Ellos celebran el año nuevo musulmán o Hégira, coincidiendo con el primer día de su calendario. Señala la migración (Hiyra) del profeta Mahoma desde La Meca a Medina, para fundar la primera comunidad musulmana en el 622 d.C.
El Budismo por su parte, se rige por el calendario lunisolar budista. Pero las fechas de celebración del año nuevo varían, según qué países, en enero, febrero, marzo o abril.
Además de la marcada celebración de las comunidades mencionadas, en otras religiones y culturas se celebra el Año Nuevo con distintas fechas, tradiciones y ritos. Cada país tiene sus creencias y tradiciones en relación con la llegada del nuevo año. Pero todas ellas tienen un denominador común: el deseo de bienestar y prosperidad para el nuevo año que comienza.
Entre los rituales más comunes de Año Nuevo a lo largo y ancho del mundo está el de agradecer lo bueno del año que queda atrás, pedir para el año que empieza y manifestar los mejores deseos para alcanzar las metas propuestas. Esos buenos deseos se ponen de manifiesto, principalmente en el mundo occidental, brindando con una copa de champan, vino o cualquier otra bebida autóctona, comer 12 uvas con las últimas campanadas del año anterior pidiendo los deseos oportunos, vestir ropa interior roja para vivir el amor o amarilla como símbolo de atracción de riqueza, y otras muchas maneras de expresión de esos buenos deseos. Con todo, el mayor significado que tiene el Año Nuevo es con la vida misma de cada uno, porque abre la puerta a nuevas oportunidades profesionales, personales y sociales.
El 2021 nos ha deparado algunos hitos en la historia. La Covid, lejos de haberse extinguido, ha incrementado su extensión y terminamos el año con más contagios que cuando empezamos, unos 100.000 en el caso de España, aunque con menor repercusión en la salud y la mortandad. Todo parece indicar que se suavizará en el 2022, pero que no desaparecerá. El término “Vacuna” ha sido elegido por la Fundeu-RAE como palabra del año, por su importancia en la vida de las personas y en la lucha contra el virus.
También podemos decir que el 2021 ha sido el año de la inseguridad informática, de los bulos, del drama de la migración, de la reforma laboral en España y que, debería haber sido, el año de los acuerdos de Estado. La bronca política sigue instaurada en los partidos y en las instituciones y eso no es buen ejemplo para la ciudadanía, ni para la convivencia.
Se dice, decimos todos: “Año Nuevo, Vida Nueva”, pero la vida sigue, es un continuo, aunque cada año nuevo nos permite renovar esperanzas y espíritu, para emprender un ciclo nuevo lleno de proyectos, metas o áreas de mejora en la vida particular de cada uno.
Entre los propósitos para el 2022, no te olvides de dedicar un tiempo para pensar, reflexionar sobre los cambios que quisieras hacer en lo personal, profesional, de relaciones y, sobretodo, no pierdas la capacidad y la oportunidad para sonreír y reír. Si no llegas a alcanzar tus metas u objetivos, no te desmotives, haz los ajustes necesarios y sigue adelante, siempre adelante, con optimismo.
Este año, más que nunca, si cabe, ¡Brindemos por la Salud en el 2022!
Escuchemos a Gloria Estefan en Abriendo Puertas
Aguadero@acta.es
© Francisco Aguadero Fernández, 31 de diciembre de 2021.