A primeros de 2022 publicaré mi próximo ensayo. Ya he apuntado algunas cosas sobre él. En este caso quiero significar algunas cuestiones del epílogo, que da ideas al respecto del libro.
“El Reglamento siempre ha estado en el origen de los grandes cambios en el fútbol”. Por tanto, esta sería la clave fundamental hacia un nuevo corazón para el fútbol.
La gente del fútbol puede nutrirse mentalmente de las ideas de grandes pensadores, yo me quedo con esta reflexión insuperable de William Shakespeare (“Enrique IV, parte II”): “Qué me importan a mí los músculos, la estatura, el cuerpo y el tamaño de un hombre? Denme su espíritu…” Sin duda, sería otra clave vital. Decía también Juan Cruz que “En el fútbol la melancolía dura hasta el partido siguiente”. También Julio Llamazares apuntaba que “La pasión es al fin y al cabo algo que se deshace cuando viene otra pasión”. Sin olvidarnos lo que Manuel Vicent aseguró: “El fútbol acaso es la actividad colectiva donde de manera más nítida se dan todos los sentimientos encontrados, incluso el amor, el odio, la envidia, el rencor, la venganza…” Finalmente, Juan Cruz remata: “El fútbol no existiría si no existiera el adversario”.
No obstante, un pragmático como Alfredo Di Stéfano significó que “Para hablar de fútbol puedes poner los números que quieras: 4.2.4.; 4.4.2.; 5.3.2… Pero, para jugar bien, los números no sirven para nada”. Y, a pesar de ese ir y venir de opiniones diversas, el fútbol va haciendo camino hacia un progreso adaptado a su tiempo.
A mis 73 años sigo instalado en la utopía que me mantiene aún joven, intelectualmente… Me agarro al fútbol como medicina mental, como superación personal estudiando su evolución permanente, innovando ideas sin renunciar a lo que funcionó en la antigüedad, para mí el pasado nunca será una “reliquia” a extinguir. Desde que escribo de fútbol conozco más a fondo el juego… Desvanecidas ya las capacidades físicas básicas, en esta edad tranquila y de lucidez, la cabeza sigue maquinando sobre la gestación de un nuevo corazón para el fútbol…
Me gustó mucho lo que dijo Guardiola y que comparto plenamente: “Me educaron para descifrar el juego. A la mayoría de jugadores nadie les ha dicho nada. A muchos entrenadores no les interesa nada de lo que estamos hablando. Desde jóvenes, a los jugadores les dicen que hay que luchar, que hay que ganar y esas cosas, y llegan a primera división sin conocer el juego. Esto es lo que pasa, y por eso es tan difícil que la gente hable realmente de fútbol”.
Insistía Martín Caparrós: “Queda muy feo un partido con tribunas vacías. Lo otro que no sabemos es cuán necesario es el hincha en la tribuna para el futbolista”. El profesor de Economía de la Universidad de Alicante, Carlos Cueva, tenía datos de 230.000 partidos disputados en condiciones normales en 41 ligas profesionales de 30 países entre 1993 y 2020, y a eso pudo añadir, hasta el verano pasado, los de 2.749 jugados con cierre total o parcial en 28 países… Carlos Cueva concluyó: “El efecto más claro de la ausencia de público en los estadios es el árbitro… Sin público, el árbitro se vuelve neutral”.
Ignasi Giró señaló en “Teoría optimista del fracaso. Un relato sobre el arte de tropezar”: “Toda la teoría tiene sus axiomas, postulados, teoremas y principios… Tanto los axiomas como los postulados son considerados verdades esenciales, certezas absolutas que no requieren de demostración. Luego están los teoremas, que si necesitan de una comprobación. Finalmente, nacen los principios, que cuando han sido demostrados adquieren carácter de ley”.
Porque, debo decirlo antes de que se me olvide, el fútbol sigue progresando a pesar de que nos hagamos eco de “tiempos mejores” por diversas aportaciones que fueron el basamento del actual juego. Por eso le dediqué mucho espacio a descifrar “La importancia de conocer el pasado para proyectar el futuro”, cinco capítulos sin duda muy alentadores con un aporte de perspectiva fundamental.
Salamanca, 22. diciembre. 2021.