La ministra de Sanidad, Carolina Darías, dijo que habría sonrisas en las calles, una Navidad y Nuevo Año lleno de caras alegres, sonrisas en el rostro. Pues rien de rien, a partir de mañana volverá a haber mascarillas. Este gobierno vive en un permanente desmentido de sí mismo.
Y vuelta a la mascarilla en exteriores. Esta es la gran ironía del Gobierno Sánchez, después de una astuta y urgente Conferencia de Presidentes Autonómicos, convocatoria el domingo, día 19. La propaganda del des-Gobierno alcanzó uno de sus registros más elevados desde los idus de marzo de 2020. España está cancelando encuentros de amigos, almuerzos, cenas, actos festivos, reuniones familiares. Y como el Presi deja la decisión a las CCAA, oscilan desde toques de queda, el cerrojazo nocturno. El uso de mascarillas en la calle y zonas abiertas había quedado a la responsabilidad de los ciudadanos, una gran mayoría las manteníamos por voluntad propia.
Pensemos un poquito, si la mascarilla es obligatoria en la calle, lo lógico habría sido cerrar también cualquier actividad de restauración en interiores, donde necesariamente hay que quitársela para comer y beber. Pero Sánchez huye de tocar la actividad económica, a cambio de una operación de maquillaje urbano plagado de contradicciones, tipo “señorita Pepis”. “Sombra, sombra allá… No me, no me, no me mires. No me mires, no me mires, déjalo ya que llevo mascarilla y no te voy a gustar”.
España sigue teniendo el mismo mal gobierno que negó los riesgos en 2020, permitió las manifestaciones del 8-M por satisfacer peticiones de sus socios –Podemos- Exhibió su autoritarismo con estados de alarma inconstitucionales, y finalizando 2021, sigue llegando tarde a sus compromisos con la sociedad española.
Pero Sanchez entre otras muchas cosas pasará la historia de España, como el Presidente de los Bandazos, según que día actúa con mayor o menor vehemencia cuando nos suelta el panegírico. A esta forma de proceder, voy a compararla con –“un aleteo auricular-“en su caso fluctuación “PRESIDENCIAL”.