OPINIóN
Actualizado 24/12/2021 08:49:05
Manuel Rodríguez Fraile

Pues ya estamos a aquí, casi poniendo fin al último mes del año. Un año que tampoco es que haya sido para tirar cohetes pero en el que hemos ido resistiendo la pandemia aunque las últimas noticias no sean buenas.

En estos días, con las precauciones necesarias, se recuperan las luces, los villancicos, las reuniones familiares, vamos algunas de esas cosas cotidianas de la época. También las ansias desenfrenadas de consumo y la solidaridad compulsiva con muchas personas y familias que, sin duda, lo necesitan, un loable gesto.

Pero, En algún lugar lejano, un gobierno talibán continúa esclavizando a un pueblo mientras el resto del mundo miramos hacia otro lado. Más cerca, en Europa, el virus avanza inmisericorde, sin considerar lo muy especiales de estas fechas, y la gente se manifiesta en las calle en contra de las medidas restrictivas que los gobiernos están tomando y algunos pagan hasta 400 euros por un certificado de vacunación falso (¡ignorantes!). Ignorantes, porque esto aún no ha terminado, aún nos quedan letras del alfabeto griego para dar nombre a las muchas variantes que irán apareciendo mientras las vacunas no lleguen a todos, lo que sería el mejor regalo que podríamos hacerles y hacernos. Aunque dudo que suceda porque seguiremos guardando las vacunas, miles de millones de vacunas, para nosotros y los gobiernos no cumplen sus compromisos, porque las empresas farmacéuticas siguen enriqueciéndose sin liberar sus patentes y los supermillonarios continuarán gastándose sus inmensas fortunas en viajes de recreo al espacio para hacerse fotos. Y mientras los habitantes de La Palma esperan el mejor regalo de Navidad que podrían recibir el ‘silencio del volcán’, y después deberán enfrentar el duro trabajo de reconstruir no sólo su isla, también sus vidas.

Todo esto sucediendo a nuestro alrededor y ¿qué hacen nuestros líderes políticos? Pues siguen en sus cuitas interesadas porque, seamos claros, siguen anteponiendo el interés del partido a los intereses de los ciudadanos. Si no fuera así, les oiríamos hablar del presupuesto para atención primaria, de proposiciones de ley, de medidas para abaratar el precio de la luz, de atención a las personas dependientes, de ese cambio climático que continúan pagando los que menos han contribuido a causarlo y de acuerdos sobre medidas para hacer frente a la pandemia, ¡acuerdos señores!. Sin embrago, lo que escuchamos son insultos barriobajeros, acusaciones tan graves e infundados, que deberían terminar en los juzgados, si es que queda alguno que no esté saturado por los recursos de anticonstitucionalidad que el Partido Popular y Vox presenta ante cualquier decisión del Gobierno, tanto del país como de cualquiera autonomía, a la que ellos no hayan dado el visto bueno. Y hablan de reinos de Taifas, cuando en realidad los que son partidarios de que haya solo un reino, en singular, el reino católico, apostólico y romano que no dejan de añorar.

La expresidenta madrileña Esperanza Aguirre dice que los dirigentes de su partido en Génova son unos “niñatos y chiquilicuatres". El portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, es un acusica, y se chiva a los medios de que la vicepresidenta Nadia Calviño, llamó "desequilibrado" a Pablo Casado. Sólo le faltó añadir: y se lo diré a mi papa y a mi primo el de Zumosol. Hagan caso Abraham Lincoln: Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacerse es no despegar los labios.

El Presidente de Castilla y León llama traidor a los de Ciudadanos y rompe su pacto de gobierno de un plumazo, bueno de un plumazo no, con un tuit (así dice que se escribe la RAE) un sistema que puso de moda el expresidente Trump para gobernar los Estados Unidos. Tal vez sería bueno recordar a los señores del Partido Popular, a otros también, las palabras del que fuera Presidente del Consejo de Ministros en Italia, Giulio Andreotti: “No desgasta el poder; lo que desgasta es no tenerlo”.

Aunque nuestra mirada y nuestras almas se nuble un poco con los vapores de la Navidad, todo esto sucede y, a pesar de ello, en estos días lo olvidaremos, sí, será bueno hacerlo porque estamos cansados, muy cansados. Recobraremos fuerzas y volveremos a la dura realidad. En algún lugar leí que: Para ser fuerte no es necesario levantar mucho peso. Con levantar el nuestro cada vez que nos caigamos, es suficiente. Felices Fiestas

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