OPINIóN
Actualizado 19/12/2021
José Luis Puerto

El pasado lunes, se presentaba en el aula magna del paraninfo de la Universidad de Zaragoza el libro 'Imago mundi. Álbum del tiempo', que, coordinado por la profesora Amparo Martínez, es un homenaje ofrecido a Agustín Sánchez Vidal (Cilleros de La Bastida, Salamanca, 1948), catedrático emérito de historia del arte en dicha universidad, como celebración de sus largos años de docencia, pero, al tiempo, de su labor investigadora, ensayística y narrativa.

Parte 'Imago mundi' de un sugestivo planteamiento, surgido de una frase de Isaac Newton: "si hemos podido ver más allá es porque nos encaramamos a hombros de gigantes". Siguiendo con tal planteamiento ?nos indican los organizadores del libro, con Amparo Martínez Herranz a la cabeza?, se ha querido realizar tal homenaje a Agustín Sánchez Vidal, por el impacto y el estímulo que la docencia y la obra del profesor y escritor de origen salmantino ha creado en quienes se han acercado a ella por su forma de mirar el mundo, así como por su capacidad para construir narraciones.

Y los organizadores del libro, en el que participan en torno a setenta profesores, intelectuales, cineastas (Carlos Saura a la cabeza) y creadores, siguiendo el enunciado de Newton, sacan una conclusión muy pertinente, que compartimos del todo: "Ver más, ver mejor y ser más libres, encaramados a los hombros de Agustín Sánchez Vidal."

La obra de todo investigador, de todo ensayista, de todo narrador, de todo creador no es ni más ni menos que una lectura del mundo. Y toda lectura, cuando de verdad lo es, genera conocimiento, porque nos ayuda a ver y a comprender, porque ilumina parcelas de la realidad, del tiempo, de la historia, de las creaciones humanas, que nos iluminan y nos ayudan a entendernos mejor y a entender la vida y el mundo en que vivimos y del que procedemos.

Todos estos son sentimientos que experimentamos cuando nos acercamos a la obra de Agustín Sánchez Vidal, da igual que sea un relato sobre los quipus de los incas, o sobre el 'Castañares' mítico del origen; o una interpretación sobre 'Los olvidados ' de Buñuel, o una indagación en algún film o algunos de nuestros directores de cine; o una disección barthesiana del abrelatas o del futbolín; o un acercamiento a la poesía de Miguel Hernández, o al surrealismo; o, en fin, para no seguir con más ejemplos, una sabia y personalísima exploración en las genealogías de la mirada.

Siempre salimos del trato con su obra más sabios y mejores, más humanizados. Porque se nos regala una lectura del mundo, que se comparte con nosotros, para que podamos ampliar los territorios de nuestro conocimiento.

El ya mítico y poeta portugués de culto, prematuramente desaparecido, Al Berto (una suerte de Pasolini portugués, en parte, salvando todas las distancias), titulaba uno de sus poemarios, inspirado en obras de arte clásicas y contemporáneas, 'La secreta vida de las imágenes'.

Esa secreta vida de las imágenes (y de las palabras) es la que nos desvela Agustín Sánchez Vidal en toda su obra. Y es la que, en su honor y en homenaje a su ser y quehacer, recoge el libro que se le acaba de ofrecer, con el significativo título de 'Imago mundi. Álbum del tiempo'.

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