Torero, hombre vestido de luces, "con la luz de la razón para vencer la fuerza oscura del toro"
Los aficionados añejos; -que no viejos para recordar-, y que han visto suficientes corridas de toros antes y ahora, seguro que conservaran en sus retinas, la imagen de no pocos subalternos de probada solera, afición y profesionalidad. Recordando cuando se toreaba brillante y frecuentemente a una mano, se banderilleaba como mandaban los cánones, se estaba eficaz en la brega y podía presumirse de ser un buen peón.
Una de las mayores grandezas del toreo: Es, saber elegir el momento de su despedida de los públicos y plazas, en las que, durante un tiempo pudo ser, o fue el héroe, que consiguió vencer al toro y convencer al público. Es, posiblemente uno de los momentos más emocionante en la historia del toreo, la despedida, y saber hacerlo en ese punto crucial de la carrera de un torero, no es empresa fácil tomar tal decisión. Tan solo el propio torero, debe encontrar ese punto de equilibrio entre él público y el toro, y cuando ha de atravesar por ese alambre milagroso sobre los dos abismos.
Estaba enterado por tu hermano "Lolo", que tu retirada estaba más que meditada, que los últimos paseíllos, se acercaban, y que tenías tus cuentas echadas, para que dieras por finalizada tu carrera, tras muchos años de viajes, de dormir en los furgones y coches de las cuadrillas, de pasear por toda la iberia taurina, y estar como has estado en todas las ferias, a las órdenes de toreros de "postín", si, pero también con la humildad, la profesionalidad y la nobleza de actuar al lado de cualquier novillero, que comenzaba en esta ardua y zozobrante carrera del arte de torear. Quizá los acontecimientos sufridos por la maldita pandemia, que destrozo todos los proyectos, que cerro las plazas etcétera, hayan precipitado los acontecimientos; - no lo sé-. Pero hoy se aleja de ese bullicio ferial Domingo Siro, se va con la satisfacción del deber cumplido, de haber dado al toro toda su juventud. Una retirada, con el reconocimiento y el respeto bien ganado de todos los escalafones, de la torería andante, así como también del público, que supo ver y reconocer, la entrega, el valor, la disposición y saber estar en el sitio que se debe estar cuando se está al servicio de una figura del toreo, tanto en una plaza importante, como en una de cualquier pueblo.
Siro, no es hombre dado a la palabrería, al ninguneo, a las adulaciones ni a otros protagonismos, ha sido un hombre serio, consecuente y profesional, que siempre ha tenido un comportamiento ejemplar, que amo a su profesión, que se batió pese a su menor estatura, tanto con el capote como en banderillas, poniendo el corazón, empeño y la raza, para salir airoso de las suertes.
Ahora llega tu tiempo, el sosiego, la paz buscada, evidentemente algunas nostalgias y algunos sueños que aún te acompañaran durante un tiempo, pero puedes sentirte satisfecho de lo conseguido. Y tu paso por esta profesión, ha tenido un grado superior y servidor que te vio en mil plazas, te recordará como uno un gran profesional, de brava y digna coleta. Que disfrutes de tu familia, y de tus amigos? nos vemos.
Fermín González: salamancartvaldia.es blog taurinerías