Escribía la semana pasada que hemos pasado del silencio a la alarma. Y proponía que deberíamos pasar de la alarma a la eficacia.
Para ello tenemos que empezar por abandonar falsas creencias que escucho con frecuencia incluso a profesionales. Las siguientes son especialmente dañinas.
1.-MITO: "Todas las víctimas de abusos sufren efectos graves toda la vida".
Efecto de esta falsa alarma: estigmatización y profecía negativa de por vida para todas las víctimas.
CIERTO: algunas víctimas son asesinadas, otras sufren efectos graves que pueden afectarle de por vida; pero la mayoría tienen efectos a corto plazo que superan.
2.-MITO: "Todas las víctimas de abusos necesitan terapia".
CIERTO: La mayoría de víctimas deben ser creídas y apoyadas, pero no necesitan terapia. Una minoría necesita terapia.
3.-MITO: "Los agresores sexuales no se curan nunca".
CIERTO: algunos no sabemos curarlos, algunos dejan de hacerlo sin ayuda y a éstos y otros muchos casos, podemos ayudarlos.
4.- MITO:" Quienes han sufrido abusos de pequeños los cometen de mayores.
CIERTO: No es verdad.
a) Si la víctima es una niña es muy improbable que eso suceda.
b) Si es un niño concreto la víctima, tiene más posibilidades de no cometer abusos que de cometerlos cuando sea mayor.
c) En grandes muestras de varones que han sufrido abusos, sí es verdad que tienen más probabilidades de cometerlos que los que no fueron víctimas. Pero de ello, no se deduce que una víctima concreta los repita.
Estas falsas creencias hacen mucho daño a las víctimas: hacen una profecía negativa que le pesará toda la vida y las estigmatiza socialmente.
Los menores que han sufrido abusos pueden y deben no cometerlos. De hecho, la mayoría de ellos no los cometen de mayores.
Todas las víctimas tienen que tener la esperanza de que puedan superar los efectos de los abusos.