OPINIóN
Actualizado 09/11/2021
Eusebio Gómez

El tema de la oración sigue despertando interés en los creyentes.

Todos podemos orar, pues "todos somos hábiles para amar". La oración es posible, pues somos hijos de Dios y el Espíritu Santo ha sido derramado en nuestros corazones. La oración es muy fácil, pues hasta los niños oran, basta alzar los ojos o cerrarlos, mover los labios, mirar una flor. Pero hay que reconocer que es muy difícil orar, pues hay que echar mano de la fe, del amor y de la esperanza.

La oración es tan necesaria para nuestra vida como lo es el aire para nuestra supervivencia. El ser humano necesita a Dios. Sin él, tiene la tentación no sólo de olvidarse del cielo, sino de deshumanizarse. Hay que orar para ser buenos cristianos. Un cuerpo sin oración es como un cuerpo paralítico, decía santa Teresa. Cuando oramos descubrimos que somos preciosos a los ojos de Dios, que estamos en sus manos y en su corazón. Entonces la oración se convierte en fuente de alegría, de paz, de amor, de fuerza. La oración ha llegado a muchos corazones de personas en dificultad, ha suavizado el dolor de los enfermos, ha dado paz a los moribundos, ha puesto esperanza en el alma atormentada de la mamá que perdió el hijo...

Quien no ora abandona la vida, la verdad, la fuerza: Dios. Y la vida entonces se convierte en un absurdo, en una angustia, en una continua frustración, en una "pasión inútil", como diría Sartre.

Orar significa, ante todo, ser uno con Jesucristo (M. Teresa de Calcuta). Cuando hay esta unidad y este amor, él ora con nosotros y por nosotros. La oración es unión con Dios y el que se ha unido a Dios, lleva la misma vida de Dios: ama como él y tiene la fuerza y el poder que él tiene.

La oración tiene que llevar a aceptar a Dios, dejar que se cumpla su voluntad de amor, y aceptarnos a nosotros mismos. Como a nadar se aprende nadando, a orar se aprende orando. La oración es don de Dios, pero es, a su vez, tarea de cada día que exige fe, amor, esperanza, paciencia y perseverancia. "Para rezar no es necesario ser inteligente, sino estar en oración" (Madeleine Delbrel).

Es necesario luchar para encontrar el deseo de orar. Necesitamos tener motivos para orar para crear una gran estima por la oración, una motivación que cree hábitos de oración y reserve espacio, tiempo y energías para poder abrir labios, ojos, mente y corazón a Dios. Sabemos que la búsqueda y el encuentro nacen del deseo, de querer algo que nos inquieta o interesa. Es el corazón el que mueve, empuja y dispone para el encuentro. "Para encontrar la fuente sólo la sed nos alumbra" (Luis Rosales) y de acuerdo a la sed, así se beberá.

En Salamanca, gracias a Dios, hay muchos grupos de oración. En los Carmelitas de la C/ Zamora, 59, les ofrecemos estos espacios de oración.

Martes: Grupo de oración a las 18:00 (en la capilla del convento).

Miércoles: Grupo de oración a las 18:00 (en la capilla del convento)

Jueves: Oración y adoración al Santísimo en la iglesia a las 18:00

Jueves: Grupo de la Divina Misericordia a las 17:00 (en la capilla)

Domingo: Oración en silencio a las 20:45 en la capilla

Todos podemos orar, quizá lo que nos falta es estar motivados y querer orar. Siempre podemos sar tiempo.

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