El acoso escolar nos deshumaniza a todos y su erradicación nos incumbe a todos LUIS ROJAS MARCOS Convertir a un niño en objeto de desprecio social o aislarle del resto de compañeros son gotas que destrozan su ánimo JUAN BOSCO MARTÍN ALGARRA
Se ha designado el primer jueves de noviembre de cada año como Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluido el Ciberacoso, reconociendo de este modo que la violencia en el entorno escolar bajo todas sus formas atenta contra los derechos de los niños y los adolescentes. Este año bajo el lema "Luchar contra el ciberacoso y otras formas de violencia en línea que involucran a niños, niñas y jóvenes".
El acoso escolar es cualquier forma de maltrato intencionada y reiterada, tanto psicológico, verbal o físico producido entre escolares, no solo en el aula, puede tener continuidad en la calle, como a través de las redes sociales, este se conoce como ciberbullying. El acosador o acosadores, someten a la víctima a una situación de humillación e indignidad que atenta contra su integridad moral, provocando un efecto lesivo. Los motivos pueden ser muy variados: ser diferentes, por lo que dicen o hacen, por no relacionarse bien con los demás, por ser de otro país, cultura o religión, etc.
Es un fenómeno antiguo y que siempre se ha mantenido oculto, ha estado presente en las relaciones escolares, considerado en otros tiempos como chiquilladas. Pero en la actualidad, se ha convertido en un auténtico problema social encuadrado dentro de los delitos contra la integridad moral. Pueden crear en las víctimas sentimientos de terror, de angustia y de inferioridad; que son susceptibles de humillarles, de envilecerles y de quebrantar su resistencia física o moral. Esta realidad es muy difícil de detectar por los profesores y también por los padres, causando tanto daño o más que las agresiones físicas, provocando en el alumno un profundo estado de angustia.
Según AEPAE (Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar), los últimos estudios afirman que el número de estudiantes que sufren acoso escolar en España se sitúa en una horquilla entre un 9% y un 24%. Los suicidios son solo una muestra del sufrimiento insoportable que pasan muchos alumnos en el entorno escolar. La vulnerabilidad produce depresión, angustia, ansiedad, trastornos alimentarios, insomnio, miedos, y puede conducir al menor al suicidio, pasando antes por estadios previos como la autolesión.
No sin temor, en este día, quisiera hablar de ese otro de lo humano, de las personas que principalmente formamos el proceso educativo, del profesor y del alumno. Ser profesor es una relación que va más allá de enseñar conocimientos, destrezas o habilidades. ¿Cómo ser profesor en una época teñida de individualismo y aislamiento, de competencia alentada y desorientación intencional? Es difícil, sabemos que hay una relación más radical y originaria, es un "hacerse cargo de?", donde interviene la acogida y el compromiso, en el fondo, la relación entre profesor y alumno es una relación ética. Para muchos pensadores el mero conocimiento no es más que un "arrojarse en la nada y en la muerte vacía". Muchos profesores somos conscientes que la única pedagogía válida es la que tiene un rostro humano. Como no recordar aquí a Ortega y Gasset cuando decía que las raíces de la cabeza están en el corazón. No sólo debemos pensar en los conocimientos del alumno, también, en su libertad, empatía, tolerancia y solidaridad.
En estos tiempos que vivimos, todos los centros tienen planes para la prevención del acoso escolar, pocos lo tienen contra el ciberacoso. En nuestro mundo digitalizado y con cada vez más dispositivos tecnológicos, todos tenemos una mayor presencia en las redes sociales, también los alumnos. Las redes y las plataformas sociales, WhatsApp, Facebook, Twitter, Instagram o TikTok, han aumentado en los últimos años y se han convertido en herramientas de uso cotidiano utilizadas a menudo para insultar, ridiculizar y amenazar a los compañeros. Según un estudio de Microsoft, el 37% admitió haber tenido experiencias negativas que podrían considerarse como acoso o bullying. Un 19% había sufrido trato ofensivo. Un 20% burlas. Un 18% había sido llamado con motes ofensivos. Desde esta realidad, la educación formal debe desempeñar un papel clave y poder brindar a los jóvenes las capacidades y conocimientos necesarios para identificar la violencia en línea y protegerse contra las diferentes formas en que puede presentarse, ya sea por parte de sus compañeros o de los adultos.
El antídoto contra el acoso escolar es educar en la empatía, esta hace posible la captación del sufrimiento ajeno y es el fundamento de la humanidad. Una persona que interactúa empáticamente con otra no puede actuar violentamente hacia ella, se pone en su lugar desde una actitud abierta y flexible, sin prejuzgar, intentando comprender como piensa y siente la otra persona. Violencia y empatía son antagónicas, si educamos en la empatía, educamos en construir una sociedad menos violenta y más humana. Reconocer la situación en que se encuentra la otra persona y darse cuenta de sus sentimientos, emociones y pensamientos facilita que se le comprenda y hace que se actúe afectivamente en las conductas de ayuda o apoyo emocional. Educar en la empatía es el camino hacia una sociedad cooperativa y altruista; es educar en el respeto, la solidaridad y el libre pensamiento.