La presentación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2022 ha supuesto una nueva decepción para Salamanca, con una pírrica inversión de 53 millones de euros de las partidas consignadas por provincias en los PGE, en lo que parece más bien un castigo premeditado a nuestra provincia. Otro más.
Tan es así que desde las propias filas del PSOE salmantino han tenido que escudarse en la tan manida frase de que "Salamanca se beneficiará de los Presupuestos más sociales de la historia", que es una forma de reconocer indirectamente que no hay nada que destacar para Salamanca en los Presupuestos, y que las inversiones para la provincia en los PGE son, ciertamente, indefendibles.
Y es que, en los Presupuestos para 2022 del gobierno de Pedro Sánchez, nuestra provincia pasa a tener una inversión mínima, que comparte con los Presupuestos de 2017 (entonces con Rajoy al frente del Gobierno) el triste récord de ser la menor inversión del Estado en tierras salmantinas en la última década, en la cual solamente en un año, 2013, se superaron los cien millones de inversión prevista (lo de ejecutar las inversiones ya es otro cantar), quedando por debajo de dicha cifra el resto de anualidades.
De este modo, parecen enormemente lejanas las cifras que se dieron en la década 2000-2010 con inversiones de más de 200 millones de euros al año en la provincia por parte del Estado, que tuvieron su pico en el año 2009 con 297 millones presupuestados por el Gobierno para Salamanca, con la construcción de las autovías A-66 (Ruta de la Plata) y A-50 (Salamanca-Ávila) como 'culpables' de aquel pico de inversión estatal, que sin embargo se dejó en el cajón otros muchos puntos del Plan del Oeste sin ejecutar.
No obstante, en los últimos años hemos comprobado cómo la provincia de Salamanca parece importarle entre poco y nada a los gobiernos que se han sucedido en Moncloa, y en el último lustro, esto es, desde 2016, la inversión estatal provincializada en Salamanca no ha superado los 75 millones de euros, y eso sobre el papel, pues a la hora de la verdad la cosa se ha quedado en menos, con partidas sin invertir año sí, año también.
En este aspecto, las inversiones previstas por el ejecutivo de Pedro Sánchez para el 2022 son, básicamente, inversiones previamente presupuestadas pero no ejecutadas, lo que supone poco menos que una burla. Hablamos, por ejemplo, del eterno enlace entre la A-66 y la A-62 a la altura del barrio salmantino de Buenos Aires, que una vez más entra en los presupuestos, aunque la inversión para acometerlo lleva incumpliéndose sistemáticamente, con unas partidas que no ejecutó Rajoy ni ha ejecutado Sánchez. Es cierto que en esta cuestión ha jugado un papel clave el deber de conservar los grabados rupestres del entorno del puente de la Salud, pero se echa en falta que, más allá de incluir partidas en los presupuestos para el enlace, se plantee desde el Estado un proyecto serio que efectivamente pueda llevar a efecto el enlace salvando dicha joya del arte rupestre.
Y si la cuestión del enlace de Buenos Aires sigue encasquillada tras años sin llevarse a efecto, otro tanto podemos decir de la electrificación de la vía férrea Salamanca-Fuentes de Oñoro, cuya puesta en marcha estaba prometida para el año 2020 y que sigue demorándose, con un retraso que ahora el Gobierno aplaza hasta 2024, tras haber reducido en un 72% la inversión que se preveía invertir en 2022 según los planes plurianuales planteados en años anteriores.
Más allá de estos dos proyectos con demora reiterada y para cuya finalización se da una patada para adelante (por ser imposible llevarlas a efecto con la inversión prevista para 2022), poco se puede destacar de lo presupuestado por el Gobierno para Salamanca el año que viene, salvo el millón y medio que se destinará a construir el nuevo edificio del IRNASA en La Platina, pues el resto de partidas giran en torno a inversiones de poco montante centradas en obras indispensables de mantenimiento de equipamientos de titularidad estatal.
En definitiva, los Presupuestos Generales del Estado para el año 2022 llegan sin inversiones de calado para la provincia de Salamanca, en lo que puede considerarse una página más en el maltrato sistemático al que se ve sometida nuestra provincia año sí, año también, por parte de los gobiernos centrales que se han venido sucediendo. Y es que, nuestros gobernantes siguen mirando hacia otro lado ante la dura realidad de una provincia que ha perdido 20.000 habitantes en las dos últimas décadas. O quizá sea que damos pocos votos o nos dan por desahuciados como provincia.