La semana pasada dediqué esta página a resumir lo que puede y debe hacer una familia. Hoy lo hacemos con la escuela.
Partimos de un caso: una niña de 13 años se ha suicidado, como tantos otros adolescentes. El suicidio lleva años siendo la primera o segunda causa de muerte en adolescentes. Lo hacen por razones diversas que no podemos resumir aquí: maltratos, conflictos familiares, soledad, acoso, abusos, etc., etc.
Esta niña dejó escrito que no soportaba lo que le decían y hacían un grupo de compañeros que iban a clase con ella. Un caso más de acoso. Una realidad inaceptable que podría y debería evitarse.
La familia y la escuela son las instituciones más universales y fundamentales para el desarrollo. En general, cumplen sus funciones adecuadamente. Aunque una minoría de familias maltratan a los hijos y una minoría de profesores no se sienten responsables de estos problemas.
Siguiendo con la escuela me pregunto:
¿Cómo es posible que pasen estas cosas?
¿Por qué la niña no pidió explícitamente ayuda a algún profesor? ¿Por qué ningún compañero la defendió o la animó a buscar ayuda y romper el silencio?
¿Cómo es posible que los profesores no detectaran lo que estaba pasando a la adolescente?
Estas conductas son una crueldad difícil de soportar. Un acoso sin descanso, en el colegio, en las cercanías del colegio y en las redes sociales que entran en casa, en la habitación y en la cama de la niña. Además de acosarla, exigían secreto a la víctima, con amenazas.
Internet y las redes sociales son muy útiles, pero pueden convertirse en una prisión, no concediendo momentos y lugares en las víctimas se sientan protegidas.
Siempre hubo "chivos expiatorios" en las clases, objetos de crueldades o bromas. El problema nuevo es que no hay vacaciones de las redes sociales e internet y que los menores están demasiado pendientes de las pantallas y algunos profesores solo de los contenidos académicos.
El acoso es evitable si en la escuela, además de en la familia, se cumplen determinados requisitos.
La escuela tiene varias funciones esenciales, en relación con estos problemas: prevenir evitando todas las formas de maltrato infantil para que sea un lugar seguro, detectar y afrontar estos casos y denunciar, si el problema reviste gravedad.
Prevenir antes que lamentar:
a.-Haciendo prevención sobre el maltrato en la infancia, para que los menores conozcan las diferentes formas y sepan que deben buscar ayuda, evitando los malos secretos. Para ello es esencial que los compañeros ayuden a la víctima y le aconsejen romper el secreto pidiendo ayuda.
b.-Explicarles que tienen derecho a no ser maltratados, vejados, minusvalorados, etc. Su cuerpo y su vida les pertenece. La Sociedad Española de Maltrato Infantil tiene programas de ayuda específicos (En Castilla y León se llama REA)
c.- Colaborar con la familia en esta tarea. Ambas instituciones tienen el deber de proteger a la infancia.
d.- Tener bien definido y protocolizada la actuación del centro educativo. Este documento debe ser público y conocido por padres y alumnos.
- Puede ser conveniente responsabilizar a la persona mejor preparada en esos temas, de forma que el profesorado recurra en primer lugar a ella. También los escolares deben conocer a esta persona responsable y facilitarles el acceso a ella.
En todo caso, conviene seguir el protocolo propuesto por la institución, si ya existe. Si proponemos centrar la gestión en una persona es, si es compatible con el protocolo oficial, para evitar, en lo posible, mantener el anonimato de los menores.
- Esta persona debe comunicarlo a la dirección del Centro y ésta a la Inspección Educativa, si el caso tiene gravedad.
- Debe ser comunicado a la familia antes de hacer la denuncia.
- Apoyar y proteger a la víctima, para que no vuelva a suceder.
-Informar a la víctima y a la persona de las ayudas específicas y profesionales de los servicios públicos: jurídicos, sanitarios y profesionales.
Detectar, en lugar de mirar para otro lado:
a.- Mirar más a la cara y los ojos de los alumnos, porque los problemas en la infancia "dan la cara".
b.-Si observan algún cambio brusco en el humor o en la conducta, cambios de los que no dan explicación, crear un espacio de confianza y tranquilidad y decirles, por ejemplo: "No sé, pero me preocupa como te veo? si alguien te hace daño, abusa, te acosa, etc., y te dice que guardes el secreto, debes decírnoslo, te creeremos y acabaremos con ello".
c.- Tener un encuentro con la familia de la víctima y las familias de los acosadores. Todas estas familias tienen el deber de colaborar. Si el caso no es grave y todas las familias colaboran, dando una solución adecuada que acabe con el acoso, no es necesario hacer la denuncia, aunque la víctima y su familia siempre tienen el derecho a denunciarlo.
d.- Buscar la colaboración del pediatra o médico de familia, si es necesario y el menor tiene confianza con ellos. Todos los profesionales que, por uno u otro motivo, hacen una historia clínica, deben cooperar con la familia y hacerles preguntas a los menores sobre un campo olvidado: los sufrimientos evitables causados por otras personas. Por ejemplo: ¿Alguien te está haciendo daño; un daño del que te es difícil defenderte y, tal vez, te amenace
para que lo mantengas en secreto?
Afrontar con ayudas y denunciar:
a.-Asegurar a la víctima que la creen y que evitarán el maltrato. Conseguir que no vuelva a suceder ¡Nunca más!
Si no se puede cumplir este objetivo, son los acosadores los que deberían cambiar de colegio o cumplir la medida que considere más eficaz el juez.
b.-- Decirles que hablarán con el director del colegio, la familia de la víctima, con los padres de los acosadores y, si supera ciertos límites, con la policía, el juez de guardia o la fiscalía.
c.- Hacer una intervención específica con la clase en la que están la víctima y los acosadores
Consigamos que se sepan y sientan seguros, pidan ayuda, no guarden un mal secreto y tengan razones para cantar la vida. La Familia y la Escuela pueden conseguirlo.