Hoy toca estar con La Palma, preciosa isla del archipiélago canario. Todos estamos, deberíamos estar con los palmeros, compartiendo la incertidumbre y la angustia ocasionada por la erupción del volcán Cumbre Vieja.
Tras el lamento por la catástrofe natural y las pérdidas ocasionadas, ya que muchos habitantes y familias han perdido todo, llegan las reflexiones de unos y otros. Aquellos que no sabían nada sobre lo que se avecinaba, quienes aparecen como salvadores o capitanes a posteriori, los que predicen muchas cosas y así aciertan alguna y, quienes basándose en datos fehacientes e información de calidad son capaces de adelantar, con gran precisión, lo que puede ocurrir y sus consecuencias, estos son los científicos o expertos.
En enero, un equipo de investigadores publicó un informe que indicaba que se estaba desatando una actividad magmática que se filtraría por las grietas, produciendo una reactivación volcánica que buscaba su salida por el sitio de Cumbre Vieja, provocando una erupción en ese punto de la isla. No se equivocaron, el 19 de septiembre se abrió la primera boca eruptiva, para sorpresa de algunos y asombro de todos.
El estudio se publicó coincidiendo con el repunte de contagios de la Covid tras el período navideño y, quizás por ello, pasó desapercibido. Pero sí llegó al Instituto Geográfico Nacional (IGN) y al Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan). Daba pistas evidentes de lo que sucedería. Según el investigador José Fernández, del Instituto de Geociencias, "Todo cuadraba": las anomalías de gases, la geoquímica, y el patrón de la deformación en superficie, que empezó a moverse desde 2008 hasta 2020. Aunque en la zona de Canarias, solo el 20% de las reactivaciones terminan en erupción, en este caso, el magma ha aprovechado las fracturas aún no cerradas de la erupción de 1949, para salir.
Más de 500 volcanes han explosionado a lo largo de la historia, generando lenguas de lava destructoras. Nos acercamos a alguno de los más activos:
El Teide, que se encuentra en la isla de Tenerife, tiene una altura de 3.715 metros. Es la tercera estructura volcánica más grande del mundo, después de Mauna Loa y Mauna Kea, ambos en Hawái. El parque natural donde se encuentra el Teide fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO en 2007.
El mítico Vesubio, con sus 1.281 metros, está en la región de Campania (Italia) En el año 79 de la era cristiana sepultó a las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, cerca de Nápoles.
Volcan Mayón, en Legazpi (Filipinas), con sus 2.462 metros, tiene una forma de cono casi perfecta. Desde 1616, ha registrado más de 30 erupciones. En la de 1814 la lava sepultó la ciudad de Cagsawa, hubo 1.200 fallecidos.
El Popocatépetl, uno de los volcanes más activos de México. Desde el 1354 se han registrado 18 erupciones. Estudios paleomagnéticos indican que tiene una edad aproximada de 730.000 años. Su altura es de 5.500 metros. Se cree que los momentos de mayores explosiones fueron en 1539 y 1720. En 1991 inició un incremento de actividad y a partir de 1993 las columnas de humo eran visibles desde 50 kilómetros de distancia.
En el mundo se estima que hay unos 1.500 volcanes que pueden tener erupciones en algún momento. Un centenar de ellos están explosionando en estos momentos, incluidos el de La Palma y el mítico Etna en Sicilia (Italia) En España hay tres zonas con volcanes potencialmente activos: Canarias, la Garrocha (Cataluña) y el campo de Calatrava (Castilla-La Mancha).
Nos quedamos en Canarias, archipiélago formado por ocho islas de origen volcánico. Tras la majestuosidad del Teide, que configura la isla de Tenerife, recabamos en la isla de Lanzarote, para traer a colación el paisaje marciano que dejaron las erupciones volcánicas de 1730 y que lo que era un vergel, se convirtió en un desierto por la lava. El espacio natural fue declarado en 1974 Parque Nacional de Timanfaya y, posteriormente, como reserva de la Biosfera por la UNESCO. Paisaje de extraordinaria y singular belleza.
Subir al Teide, revivir los paseos por el Parque Nacional de Timanfaya o meterte en los Jameos del Agua, un túnel volcánico, formado por el flujo interior de lava que avanzó hacia el mar, mientras la superficie se solidificaba, producido hace unos miles de años, durante una erupción del volcán La Corona, en Lanzarote, es pensar en cómo será La Palma al cabo de unas cuantas décadas, tras las erupciones y lenguas de lava que la están surcando. En Lanzarote y de la mano de César Manrique, pintor, escultor y artista que quiso compaginar su obra con la defensa de los valores medioambientales de la isla, aquella catástrofe se convirtió, con el paso de los años, en una fuente de armonía y espacio creativo entre el arte y la naturaleza, para disfrute de curiosos y apasionados.
El volcán de La Palma, con nueve bocas, pero solo cuatro activas y una única fisura de expulsión, tras cerrarse otra, no sabemos muy bien cómo evolucionará, aún quedan unos 20 millones de metros cúbicos de lava en el subsuelo del volcán. Cuando se escriben estas líneas, una de las dos lenguas de lava se ha frenado y la otra avanza tan lentamente que no se sabe si llegará al mar. La columna eruptiva alcanza los 3.000 metros de altura. La lava acaba con todo lo que encuentra a su paso. La superficie arrasada es de 1,8 kilómetros cuadrados y ha destruido 390 edificaciones. Tampoco sabemos cuánto durará la erupción, el registro histórico de actividad volcánica en la isla da un rango de entre 24 y 84 días, con una media de 55 días para la serie histórica. El peligro continúa.
La esperanza está en que cesen las erupciones y en que las cenizas, que fertilizan la tierra, hagan florecer la naturaleza de nuevo. Pero la vuelta a la normalidad para la población se demorará bastante más allá del final de la expulsión de la lava. Los gases, cenizas, lava, deterioro de infraestructuras, campos arrasados e inmuebles destruidos, ponen a los palmeros en una difícil situación y necesitarán de mucha ayuda para volver a la normalidad de su vida. Estamos con ellos, las ayudas tienen que llegarle, y pronto.
Les dejo con la canción LAVA
Aguadero@acta.es