Este maestro de Alba de Tormes se encontraba en su domicilio, a aproximadamente unos cinco kilómetros de distancia del volcán, cuando comenzaron las erupciones
El volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma explosionaba el pasado domingo abriendo dos fisuras y ocho bocas por las que la lava comenzaba a emerger, sorprendiendo a los vecinos y operativos que estaban en el lugar e incluso a otros habitantes de la isla situados a varios kilómetros de distancia. Este es el caso del albense David Gómez, quien, en esos momentos, se encontraba en su domicilio en Los Llanos de Aridane, a aproximadamente unos cinco kilómetros de distancia del volcán, cuando comenzaron las erupciones.
"Llevábamos ya unas semanas con movimientos sísmicos, aunque yo desde casa no sentía nada. Ya el domingo a media mañana sentí un temblor muy fuerte con el que temblaron las ventanas, la pantalla del ordenador e incluso se cerró una puerta de golpe, pero no fue hasta mediodía cuando reventó el volcán. Estaba en el salón y escuchaba a la gente pasar por la calle diciendo que había humo, señalando en dirección al volcán. Cuando se produjo la explosión subí a la azotea y vi una columna de humo muy grande. A los cinco minutos de subir a la azotea comenzó a surgir la lava", relata David Gómez.
Entre tanto, mientras el mundo entero mira al volcán de Cumbre Vieja, este maestro albense, afincado en La Palma casi desde hace diez años, continúa con su labor en la enseñanza. "Donde yo vivo, aunque está cerca del volcán, no hay peligro. Los alumnos siguen yendo a las clases y por el momento estamos tranquilos", afirma David, quien apunta también que se ha puesto en contacto con sus familiares y amigos para transmitirles tranquilidad.