OPINIóN
Actualizado 08/08/2021
Carlos Javier Salgado Fuentes

Finalmente, la Conferencia de presidentes autonómicos celebrada en Salamanca el 30 de julio no sirvió para mucho más que para hacerse una fotografía conjunta todos los jefes de ejecutivo de las comunidades autónomas, a excepción del presidente catalán, Pere Aragonés, que decidió no acudir, quizá porque no le hace ni falta, ya que le saca más cuartos al Gobierno de España mirando por encima del hombro al resto de autonomías que escuchándolas.

Por otro lado, hasta última hora planeó la duda de si el presidente del Gobierno vasco, Íñigo Urkullu, acudiría a Salamanca para estar presente en dicha cumbre, si bien el compromiso de nuevas inversiones del Gobierno de España en el País Vasco hizo que finalmente decidiese acudir a estas tierras del vetusto reino leonés, ya con su botín de inversiones asegurado.

Para el resto, sin embargo, no hubo compromisos nuevos, y dada la poca chicha que tenía el orden del día, la conferencia no sirvió para gran cosa, más allá de un poco de escaparate para el marco incomparable de Salamanca (cosa que no nos viene mal), así como que los allí reunidos se metiesen una buena comida entre pecho y espalda.

Por tanto, para los intereses de Salamanca la conferencia de presidentes autonómicos acabó siendo un tanto decepcionante, pues bien podría haber aprovechado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para anunciar en ella la recuperación de todas las frecuencias suprimidas durante la pandemia en los trenes Alvia que unen Salamanca y Madrid o del tren Lusitania que unía Salamanca con Lisboa. Sin embargo, está visto que los salmantinos le importamos más bien poco, aunque hay que reconocer que los abucheos e insultos que se le profirieron en la Plaza Mayor antes de dicha conferencia tampoco habrían ayudado demasiado a que mostrase guiños hacia nuestra provincia.

En definitiva, la conferencia de presidentes autonómicos de Salamanca pasó con más pena que gloria, sin alcanzar ningún acuerdo o logro digno de reseñar, y sin compromisos del Gobierno con nuestra provincia, que sí se dieron previamente con otros territorios, que curiosamente encabezan los niveles de renta per cápita del país y que, además, tienen una evolución socioeconómica mucho mejor que la que arrastra Salamanca, claro que los salmantinos no parece que les sirvamos demasiado para sus cálculos electorales.

No obstante, también nos cabe hacer autocrítica y hay que reconocer que los incumplimientos con Salamanca a unos y otros les salen más que baratos, ya que los salmantinos por lo general no acostumbran a juzgar el comportamiento de los políticos respecto a Salamanca, sino que lo hacen en clave nacional y, normalmente, defendiendo a uno u otro solamente por su color político, aunque hayan podido perjudicar a Salamanca. En base a ello se explica que a su llegada a Salamanca, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fuese la más aplaudida y vitoreada, aun y cuando ha creado en la capital madrileña un organismo que supone una importante amenaza potencial al sector de la enseñanza del español de Salamanca, que mueve buena parte de la economía de la capital provincial.

Pese a todo ello, y para no sumirnos en un estado de desánimo, nos quedaremos con lo positivo de dicha conferencia de presidentes, y es que Salamanca pudo exhibir su belleza a través de todas las cadenas televisivas de España, pudiendo despertar el interés de parte de ellos para poder acercarse a conocer nuestra provincia como turistas.

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