Profesor de Derecho Penal de la Usal
En estos días se han cumplido 85 años del infame levantamiento militar contra el legítimo gobierno de la II República Española que se había constituido tan sólo unos meses antes como consecuencia de las elecciones generales de febrero de 1936, ganadas por la coalición de izquierdas denominada Frente Popular y celebradas conforme a las disposiciones normativas de un Estado de Derecho, constitucional y democrático. Ese golpe de Estado dirigido por los militares Sanjurjo, Mola, Franco y Queipo de Llano (entre otros) con la connivencia de terratenientes, aristócratas, políticos conservadores y la jerarquía eclesiástica, provocó una guerra fratricida, salvaje, cruel y despiadada que duró 3 años y una atroz dictadura de 4 décadas. Cierto es que durante el periodo republicano hubo problemas graves sociales, económicos y políticos que perturbaron seriamente la convivencia en algunas ocasiones; pero, en un sistema democrático, las armas del Estado de Derecho, derivadas de la razón, son las que se tienen que utilizar siempre para resolver los problemas. Los votos de los ciudadanos ejercidos con una libertad consciente y no viciada, son el origen y el antídoto contra cualquier brote de enfermedad social y no las botas militares haciendo rugir fusiles y cañones, segando la vida, la libertad y la dignidad de quienes no piensan como ellos.
Esto, que es una verdad objetiva irrefutable, que se recoge en los libros de historia y que ya fue condenado por la Asamblea General de Naciones Unidas en resoluciones de 12 de diciembre de 1946, ha sido justificado y, por tanto, legitimado, en unas jornadas organizadas por el PP en Ávila el pasado lunes, puesto que uno de los intervinientes en el evento, Ignacio Camuñas, ex ministro y afín a las formaciones políticas de PP y Vox, manifestó que en 1936 no hubo ningún golpe de estado y responsabilizó de la Guerra Civil al gobierno legítimo de la II República. Ante estas declaraciones, el lerdo, ignorante y nefasto político conservador Pablo Casado (que moderaba las intervenciones) lo único que hizo fue asentir y sonreír, sin hacer objeción alguna o abrir una reflexión al respecto, como sería lo deseable ante las afirmaciones vertidas en cualquier foro de debate y discusión; alma y motor del conocimiento. Ya lo dice el refrán: "de donde no hay no se puede sacar". Y Casado tendrá juventud, pero como político ha demostrado ignorancia, descoordinación y una maldad intrínseca en sus actuaciones. No estaría mal que Casado leyera más a Sócrates, en su "intelectualismo moral" y menos las memorias políticas de Aznar y M. Rajoy; sería más feliz, al menos; porque, como bien afirmaba el gran filósofo griego "para ser feliz es necesario obrar bien y para actuar bien hay que aprender a hacerlo".
No está de más recordar que no condenar la insurrección militar de julio de 1936 supone justificar las proclamas de los golpistas. Mola decía que "hay que sembrar el terror, hay que dejar la sensación de dominio, eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros? Hay que echar al carajo toda esa monserga de derechos del hombre, humanitarismo y filantropía"; Queipo, desde Unión Radio Sevilla se jactaba de que "nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que supone ser hombre de verdad. Y de paso también a sus mujeres. Después de todo estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen". No condenar la insurrección militar y el franquismo supone también justificar las conclusiones de las supuestas investigaciones del psiquiatra Vallejo Nágera, en las que afirmaba que los rojos y los demócratas eran seres inferiores a los patriotas de la raza o espíritu español, diciendo que "la perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del resentimiento promociona a los fracasados sociales con políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los regímenes aristocráticos donde sólo triunfan socialmente los mejores". Incluso degradaba aún más a la mujer cuando decía que "la mujer participa en política para satisfacer sus apetencias sexuales". Para este psiquiatra la mujer tiene "una menor resistencia a las influencias ambientales e inseguridad del control sobre su personalidad". Por ello, Vallejo Nágera recomendaba que la religión católica impusiera a la mujer sus estrictas normas a modo de freno a su "tendencia animal". ¡Qué lujo de declaraciones! Estoy seguro que las mujeres del PP y de Vox no están de acuerdo con esta filosofía. Lo que me extraña es que si es así, como creo, no condenen con rigor y firmeza el régimen franquista donde anidaron esta filosofía tan reaccionaria, excluyente y asesina.
Al día siguiente de las jornadas referidas, la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, fue preguntada al respecto y se limitó a decir que el PP no se ha movido un ápice de la resolución del Congreso de los Diputados, de 2002, en la que hubo una condena, por unanimidad, del golpe de Estado que dio paso a la Guerra Civil. ¿En qué quedamos? Por un lado, cuando se le ha preguntado a Casado y al resto de los miembros actuales del PP por los casos de corrupción del PP en la época de Aznar y M. Rajoy, dicen que eso es historia, que nada tienen que ver con aquello, que son otro partido e incluso que se irán de la sede central de Génova 13 de Madrid ?presuntamente reformada con dinero de la Caja B-. Si es así y nada tienen que ver con aquél PP, deberían pronunciarse de nuevo en cuanto a la condena al golpe de Estado y a la dictadura franquista; de lo contrario, mantienen sus lazos intactos con aquél partido. ¿Quieren refundarse o, por el contrario, desean mantener el cordón umbilical que les une al viejo PP? ¿No condenan con determinación y firmeza tanto el golpe de Estado -causa directa de la Guerra Civil- como la dictadura franquista por temor a la reacción de Vox o para atraer a los votantes de esta formación, como hizo Aznar, refundando todo el abanico electoral conservador: derecha y ultra derecha, en un solo partido político, el PP?
Los dirigentes y miembros de la derecha y la ultraderecha están muy crecidos porque consideran que las encuestas electorales les auparían al poder si hoy se celebrasen elecciones generales. Últimamente están proliferando pintadas como las de las siguientes fotografías, aparecidas en las localidades vascas de Leioa, Erandio y Getxo el pasado fin de semana, que recuerdan, de alguna manera, a los incendiarios mensajes de épocas bélicas analizados anteriormente y, en cambio, el rechazo del PP a las mismas ha sido muy tibio y Vox ni siquiera se ha pronunciado. Es una muestra evidente de la deriva que podría producirse en los derechos de los ciudadanos, -sobre todo de los colectivos más vulnerables social y económicamente- si esta derecha reaccionaria y atrabiliaria llega a gobernar.