OPINIóN
Actualizado 18/07/2021
Rebeca Martín

Desde que en Julio del año pasado volvimos a retomar nuestra actividad lo hicimos con una metodología completamente adaptada a las circunstancias. Para nosotras, el confinamiento supuso un tiempo dedicado a diseñar propuestas lectoras que nos permitieran cuidarnos, disfrutar de los cuentos y compartirlos con mucha creatividad también en momentos complicados. Es así como surgieron una serie de ideas que llevamos poniendo en práctica desde hace un año y nos invitan a seguir confiando en el poder infinito de los libros para ayudarnos en tiempos difíciles. Hoy las compartimos para ayudar a otros, y así seguir apostando por la cultura segura de calidad especialmente cuando hablamos de la primera infancia, porque se merecen lo mejor.

  • - Antes de empezar la sesión colocamos en el espacio unos puntos de PVC que marcan los lugares donde se sentará cada familia o cada niño, respetando la distancia de seguridad y cuidando además que sean coloridos y de diseños curiosos, porque todo cuenta.
  • - Además intentamos (siempre que sea posible) habilitar cajas con cuentos en cada uno de esos puntos para que, antes y después de la sesión, los participantes puedan disfruta de unos minutos de lectura compartida o individual y descubrir de dónde vienen las historias que van a escuchar.
  • - Al comenzar la sesión recordamos las medidas de seguridad pero de una forma diferente: el gel hidroalcohólico se convierte en un jabón mágico que desaparece cuando cantamos una canción; la distancia entre unidades familiares se mide estirando los brazos y cerrándolos en un cálido ( y necesario) abrazo; y el uso de la mascarilla se adapta a la normativa vigente, recordando en cada momento si es obligatorio o recomendable según las indicaciones.
  • - Las sesiones siempre incluyen propuestas participativas y de movimiento totalmente controladas: convertimos algunas historias en diálogos divertidos para dar pie al cuento; otras veces brincamos desde el sitio respetando la distancia, movemos los pies, gritamos, aullamos como lobos o nadamos como si estuviéramos en el mar. El poder de la imaginación es infinito y poco peligroso.
  • - Al terminar solemos entregar códigos QR en los que escondemos cuentos digitales para darle continuidad a las propuestas, de manera que la historia no acaba cuando termina la sesión, sino que cambia de formato y también se traslada a casa a través del teléfono móvil, el ordenador o la tableta.


No ha sido fácil encontrar la manera pero el llevar trabajando ya un año con esta metodología sin haber suspendido ninguna sesión (excepto por circunstancias ajenas a nosotras) nos avala y nos anima a pensar que se puede, siempre se puede. No tenemos estadísticas para compartir pero nos avalan el 100% de las sonrisas de los pequeños que se marchan con la emoción de haber disfrutado de un pedacito de normalidad en tiempos complicados.

Os invitamos a compartir este verano a nuestro lado en nuestras dos sedes curiosas: tanto en Salamanca con las sesiones diarias AL AIRE LIBRO en los parques de San Francisco y Jesuitas gracias a Fundación Ciudad de Saberes como en Jaca y alrededoras gracias a la Comarca de la Jacetania (Aragón), ¡aún nos queda mucho por disfrutar!

Feliz Domingo,

Rebeca Martín.

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