Los nuevos diáconos, Alfonso Hernández y Ciriaco García, junto al carmelita Luca Zerneri, en la Catedral. Foto de Óscar García - Diócesis de Salamanca


SOCIEDAD
Actualizado 12/07/2021
Redacción

Alfonso Hernández y Ciriaco García, junto al carmelita Luca Zerneri, protagonizaron un celebración religiosa presidida por el obispo

La Iglesia de Salamanca cuenta desde este domingo 11 de julio con dos nuevos diáconos, Alfonso Hernández y Ciriaco García, seminaristas de la diócesis que han dado un paso más en su camino al sacerdocio. Junto a ellos, se ha ordenado como presbítero el carmelita, Fr. Luca Zerneri.

La celebración, presidida por el obispo de la Diócesis de Salamanca, Carlos López Hernández, comenzó con la procesión desde la sacristía y hasta el presbiterio. Durante el recorrido, el coro de Sancti Spíritus, entonó el canto de entrada Pueblo de Reyes.

Tras las lecturas, tuvo lugar la presentación de los candidatos y la llamada uno por uno. El rector del seminario diocesano, José Ángel Ávila, en nombre de la Iglesia local, fue el responsable de pedir al obispo que los ordenara: "Doy testimonio de que han sido considerados dignos".

Después tuvo lugar la presentación del Carmelita Luca Zerneri, y el obispo confirmó que había sido elegido a este hermano para el orden de los presbíteros.

Una tradición viva de la Iglesia

En su homilía, Hernández recordó que el diaconado se ha configurado en la tradición viva de la Iglesia, "como el grado primero del sacramento del orden", y que se confiere por el obispo mediante la imposición de las manos y la plegaría de consagración.

El obispo se dirigió a Alfonso y Ciriaco, y les confirmó que, al acceder libremente a la orden del diaconado, "debéis dar testimonio del amor de Dios; en primer lugar en el compromiso sacramental del celibato, con la gracia y la libertad del Espíritu Santo, para la disponibilidad a la misión sin limitación alguna".

Además, insistió en que los presbíteros "hemos recibido el mandato explícito de Jesús de hacer presente en su memoria el acto único e irrepetible de la entrega de su cuerpo por nosotros, y del derramamiento de su sangre de la nueva alianza para el perdón de los pecados".

Consagrados por el Espíritu Santo

Por su parte, con el sacramento del orden sacerdotal, añadió, "somos consagrados por el Espíritu Santo para hacer de nuestra vida una ofrenda de salvación asociada al sacrificio de Jesucristo en la cruz". Y cree que la misión de ser representación sacramental de Cristo sacerdote, "nos obliga a los presbíteros a participar de su mismo sacrificio y a vivir realmente como Jesús la entrega que en la Eucaristía celebramos".

El prelado considera que los diáconos y los presbíteros, "estamos en la continuidad de la misión de Jesús, encomendada a los doce apóstoles y otros setenta y dos discípulos". Y advirtió que están llamados a ser discípulos y sucesores ministeriales "de su servicio de amor y de su sacerdocio". Antes de concluir la homilía, el obispo pidió para Alfonso, Ciriaco y Luca, que el Señor les llene con su Espíritu, por la intercesión de Santa María. "Y que vuestro ministerio conduzca a muchas gentes al conocimiento y la comunión de vida con Jesucristo, el Salvador y Luz del mundo".

Carlos Hernández, sentado en su cátedra delante del altar, realizó una serie de preguntas a cada candidato, en primer lugar, a los diáconos, y tras escuchar sus respuestas, el obispo les agarró uno a uno de las manos como símbolo de la promesa de servicio a la Iglesia. Después, el candidato a presbítero se acercó a la cátedra para contestar a las preguntas del prelado, y arrodillado ante él, le agarró de las manos.

A continuación, se entonaron las letanías ante una Catedral llena de fieles que quisieron acompañar a los nuevos diáconos y al presbítero. En ese momento, los tres se postraron en el suelo como signo de humildad, súplica y disponibilidad para recibir el ministerio que se les ha confiado. Una vez finalizadas las letanías, el obispo se levantó y realizó una oración ante ellos, postrados en el suelo.

Plegaria de ordenación

El obispo impuso las manos a cada uno de ellos, arrodillados ante él, mientras que pronunciaba la plegaria de ordenación de los diáconos, la principal oración de este sacramento. De esta forma, se les confiere el don del Espíritu santo para su función diaconal.

Una vez finalizado este momento, se procedió a la vestición de los dos diáconos: a Alfonso Hernández, a cargo de Juan Cruz, misionero Paúl y compañero de curso de Teología; y a Ciriaco García, por Rafa Sánchez, del Teologado de Ávila, donde se han formado Hernández y García durante los últimos seis años. Les han impuesto a cada uno de ellos la estola cruzada, y la dalmática, de color blanco y rojo. Por último, el obispo les hizo entrega del libro de los evangelios, con el encargo de predicar la Palabra de Dios. En primer lugar, a Alfonso, y después a Ciriaco.

Una vez ordenados los diáconos, el obispo impuso las manos sobre la cabeza del carmelita, Luca Zerneri, y tras él, también lo hicieron todos los sacerdotes presentes, para mostrar "el común y similar espíritu". Una vez concluido este gesto, el obispo comenzó la plegaria de ordenación, con el candidato arrodillado. Como el caso del diaconado, es la oración principal del sacramento, y una vez terminada, se procedió a revestirlo, con la estola a modo presbiteral, a ambos lados, y con la casulla blanca y dorada. El encargado de vestirle ha sido el sacerdote carmelita Joao Costa.

Un último gesto hacia el nuevo sacerdote fue la unción de las manos con el santo crisma por parte del obispo con el joven carmelita de rodillas, un gesto que simboliza la participación de los presbíteros en el sacerdocio de Cristo. Además, el obispo le hizo entrega del cáliz y la patena, significando el deber de presidir la eucaristía y seguir a Cristo Crucificado.

El abrazo de paz

El rito de ordenación terminó con el abrazo de paz del obispo al recién ordenado presbítero, en primer lugar, y después, a los dos diáconos, que simboliza la acogida en el ministerio. Tras la comunión y antes de concluir la celebración, el hermano de uno de los diáconos, Ciriaco García, interpretó con su dulzaina la obra Nabucco, de Verdi.

Agradecimientos

El nuevo diácono, Alfonso Hernández, fue el primero en ofrecer unas palabras al pueblo de Dios, "nuestra acción de gracias es un canto de amor y de misericordia, aquel mismo amor y misericordia que ha tenido con nosotros al elegirnos como sus amigos y testigos de su amor sobreabundante". También manifestó que "toda nuestra vida está ahora en las manos de Jesucristo para que él pueda manifestarse a todo hombre que lo busca con un corazón sincero". Por su parte, Ciriaco García, agradeció el apoyo del obispo de la Diócesis de Salamanca, "por su ayuda y apoyo en estos años de preparación a recibir el orden sagrado", así como a sus formadores, "que nos han acompañado y guiado en la búsqueda sincera de la voluntad de Dios", y a los hermanos del Teologado de Ávila, a los sacerdotes y religiosos "por su ejemplo y entrega generosa en el anuncio del evangelio". Y "un agradecimiento especial a nuestras familias, padres y hermanos, por estar cerca, apoyarnos y por compartir la alegría de seguir a Cristo en el ministerio ordenado". También dio las gracias a los amigos "que nos siguen acompañando en nuestro camino", así como a las diferentes comunidades parroquiales en las que han ido "creciendo y compartiendo la vida", así como a los profesores y compañeros en la formación teológica.

Luca Zerneri dio las gracias "por la amistad y fraternidad que nos une como miembros" del Cuerpo de la Iglesia. "Fraternidad y amistad que unida a Jesús forma la comunión, fuente de vida y amor". Zerneri manifestó su agradecimiento a la orden del Carmen, a los hermanos de la provincia Aragón-Castilla-Valencia y a la comunidad de Salamanca "por la auda y la fraternidad que nos une en el seguimiento de Jesucristo". Asimismo, se dirigió a los presentes y a los que han seguido la celebración por el canal diocesano de YouTube "porque manifestáis visiblemente que la comunión de los santos es real". También agradeció de forma especial a los voluntarios, al coro de la parroquia de Sancti Spíritus, al personal de la Catedral y a todos cuantos les han ayudado para que "todo estuviera perfecto". Zerneri concluyó su intervención con unas palabras en italiano, ya que muchos estaban siguiendo la celebración desde su pueblo natal en Italia "y están rezando por nosotros".

Un gran y prolongado aplauso de la asamblea siguió a las palabras de los recién ordenados. Después, el rector del Seminario diocesano, José Ángel Ávila dió gracias al Señor "por estos dos nuevos diáconos y presbíteros para la Iglesia" y pidió a los presentes "que sigáis rezando por ellos".

Antes de concluir la celebración, el obispo impartió su bendición solemne a los nuevos diáconos y al presbítero, así como al pueblo de Dios. La Santa Misa concluyó entonando el himno a la patrona de la Diócesis y ciudad de Salamanca, la Virgen de la Vega.

Fuente: Diócesis de Salamanca / Fotos de Óscar García (Diócesis de Salamanca)

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