Tiene una extensión superior a un kilómetro y se ha construido para ayudar a preservar y estabilizar las dunas
En el marco de las obras de recuperación y estabilización del cinturón dunar de las playas de Barra y Costa Nova, se han ampliado las pasarelas ya existentes, que ahora llegan a unir las dos playas.
Estas plataformas de madera elevadas sobre las dunas permiten la circulación de personas, evitando así el impacto sobre este rico y sensible ecosistema.
El nuevo pasaje entre la Praia da Barra y la Praia da Costa Nova queda abierto al público a partir de este sábado 10 de julio y tiene 1.236 metros de extensión.
Además de las pasarelas, se ha colocado una barrera de estacas y se están plantando especies autóctonas, todo con el fin de fijar las arenas y contrarrestar el avance de las aguas.
La erosión costera preocupa en este tramo del litoral portugués, situado al sur del Puerto de Aveiro, y con un alto valor ambiental. Para asegurar su protección, se están siguiendo varias líneas de actuación, no solo para preservar su diversidad biológica sino también para mitigar el retroceso de la línea de costa y garantizar la seguridad de la población que vive en estas localidades.
Las dunas existentes desde el sur de Costa Nova hasta la playa de São Jacinto, al norte de Aveiro, constituyen una parte fundamental del hábitat propio de esta zona del litoral centro portugués, junto con la ría de Aveiro, y están protegidas.
El cordón dunar acompaña a las playas de Costa Nova y Barra a lo largo de sus más de siete kilómetros de longitud. Ambas tienen el distintivo Bandera Azul y Calidad Oro.
Costa Nova y Barra son dos localidades de la denominada Costa da Prata, pertenecientes al concejo de Ílhavo.
Las intervenciones comenzaron a finales del invierno, prolongándose hasta ahora y se enmarcan en la Estrategia Nacional para la Gestión Integrada de la Zona Costera, que pretende la anticipación y adaptación del territorio a las consecuencias que los cambios en el clima producirían en el litoral portugués.
Según informa la Cámara Municipal de Ílhavo, las obras han costado 400.000 euros, financiados al 75% con fondos europeos y el 25% restante a medias entre la Agencia Portuguesa del Ambiente (APA) y el municipio de Ílhavo.
Numerosos carteles colocados al lado de las pasarelas de madera avisan para no pisar las dunas, un ecosistema singular a proteger.