OPINIóN
Actualizado 02/07/2021
Mercedes Sánchez

Tiene dentro un run-run difícil de explicar, porque pasar de trece a catorce le parece un gran salto, sin saber que, cambiar de cifra, de un día para otro, no tiene nada de especial. Pero eso sólo se sabe cuando se han cumplido varios catorce, uno detrás de otro, que se van acumulando, como capas, en la superficie de los huesos, como si formaran los círculos que se van dibujando en los troncos de los árboles para hacerlos más recios? quizás, con el tiempo, igual de quebradizos.

Su esqueleto casi se está formando, con sus tallos endebles que cada día crecen y se estiran? A los vaqueros les sobra a lo ancho la tela que les falta a lo largo; feliz verano, que recorta la ropa y asusta el tejido?

Pulseras de cuero en la muñeca, cadena en el tobillo. Móvil pegado con cianocrilato a la palma de la mano.

Sus brazos largos parecen ramas caídas, y se mueven lánguidamente, seguro que como su alma, buscando esa forma de ser que necesita, buscándose a sí misma en un cambio que no acaba de ver definitivo.

Sus cabellos ondean las trenzas que sujetó la noche y soltó el día, el aire los mece hechos brisa de mar, y les dice que son libres, pero las bridas de sus dientes le hacen sesear cada una de sus parcas palabras.

Libertad deseada, cuerpo atenazado, hasta los pasos han cambiado de la carrera enloquecida a la contención por una cifra que aún no sabe cómo llevar.

Con cabeza, le dicen, con cabeza? pero todo le sobra y todo le falta? Le sobran hermanos, le sobran primos, le sobran todos aquellos que no son de su edad, por exceso o defecto; todo lo demás es terreno incomprensible, todo en ella solitario páramo incomprendido?

Su melena ondulada es ligera al viento, pero a veces la siente como carga pesada a la espalda? quiere ser tan mayor, cumplir dieciocho, llegar a la frontera en la que no exista aduana con cierre de entrada o salida, sin barrera ni freno, sin norma ni horario, sin explicaciones que dar, más que a sí misma, sin saber que los años añaden respuestas responsables, libertades y cargas por igual.

Quién le explicará que no volverá a cumplir sólo catorce en ninguna página de ningún calendario.

Quién le dirá que así, como es, haciéndose, es única.

Quién le comentará que un día recordará este extraño e incipiente verano con una amable cercanía.

Con qué calculadora echará la cuenta de todos los besos que le faltan por dar y recibir, de todo lo que crecerá en su forma de amar, en lo sabia que le hará el amor entrenado y fortalecido en el tiempo?

A quién contará, sentada en un cómodo sillón, cómo se sentía entonces, en este ahora, en este espacio tan ajeno que le cercaba la libertad ansiada sin saber que los límites eran su propio hacerse a fuego lento como se hacen los firmamentos con siglos de acumular polvo de estrellas.

Quién le dirá, quizás la vida un día, que el ser humano se va formando constantemente, eterno proceso inacabado, y que nunca se deja de aprender?

Mientras tanto, sus brazos caen, con languidez, a lo largo de su espigado cuerpo, sus rizos juegan con la brisa aliviando su carga, cuerpo de sirena que se siente varada en esa playa en la que tanto se mira hacia dentro.

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