OPINIóN
Actualizado 20/06/2021
Redacción

Más que vacía o vaciada ?como proclaman algunos sintagmas que últimamente han hecho fortuna entre nosotros?, existimos en lo que podríamos llamar la España abandonada.

Si excluimos determinadas áreas cantábricas y mediterráneas, así como Andalucía y, claro, Madrid, hay una España abandonada, dejada de la mano de Dios, dejada ahí a su suerte, y por la que nadie hace nada.

Se le aplican de continuo recortes de todo tipo, se la priva de todo tipo de servicios (educativos, sanitarios, de atención social, etc.), se la somete a la tiranía de la digitalización, eliminando con ello los pocos puestos de trabajo que quedaran en ella y, encima, se elaboran sobre ella discursos engañosos, como que todo fuera bien y estuviéramos en el mejor de los mundos.

Es una España, por todo ello, envejecida y despoblada. De nuestra comunidad autónoma, gobernada desde hace décadas por un mismo partido, se marchan los jóvenes tras acabar sus estudios universitarios, y también otros, que no los han cursado, en busca de mejores perspectivas laborales. Y seguimos votando por inercia. Y encima se nos hace creer que todo mejora y que todas las necesidades están atendidas.

Muchas son las preguntas que podríamos hacernos, ante este abandono que sufrimos, ante estos recortes de todo tipo de servicios. Y muchas las actitudes que habría que tomar, para detener esta sangría humana que sufrimos, hasta terminar convirtiéndonos en seres que habitan en ninguna parte.

Porque ¿quién es más independentista Cataluña, o Madrid, que, con sus continuas proclamas populistas de rebajas de impuestos ?para los más poderosos, claro? y otras privatizaciones, se está convirtiendo ?la OCDE dixit? en un paraíso fiscal, si es que no lo es ya, y está desertizando toda la España existente a su alrededor?

Nuestra población, sin embargo, envejecida, acomodada y apática, sigue ahí amodorrada, adormecida, como si hubiera asumido e interiorizado aquello de "vivan las caenas". Porque no creemos en lo colectivo y en lo comunitario. Cada uno va a solucionar su problema y que parta un rayo a los demás. Y da igual si hay que recurrir a esos viejos vicios, como pueden ser las recomendaciones y enchufes, que a los españoles tanto nos gustan.

¿Qué más dan lo social, el bien común, las perspectivas de todos? A todo eso que lo parta un rayo. ¿Qué hay de lo mío?, es la pregunta inveterada que más nos hacemos. Lo demás no nos importa.

De ahí, ese avance imparable de la España abandonada. Parece ser nuestro único progreso. Si volvieran los regeneracionistas y noventayochistas, los Unamuno, Ganivet, Costa, Macías Picavea y otros, volverían a dolerse de los males de España, de los males de la patria ?como ellos los denominaran?. Porque seguimos estancados. Como si la modernidad nos viniera grande y solo entendiéramos esos bárbaros códigos de "vivan las caenas". Ay.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >La España abandonada