OPINIóN
Actualizado 12/06/2021
Francisco Aguadero

La llegada de la sociedad de la información y del conocimiento ha traído nuevas necesidades y nuevos retos. Entre ellos, se ha instaurado como una necesidad imperiosa la conectividad. El ser humano del siglo XXI necesita, como un alimento de vida, estar conectado, más allá del mundo que le rodea. Nos han creado esa necesidad y dependencia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) mientras que, por otro lado, existen zonas sin la cobertura necesaria para estar conectados. Una paradoja de esta sociedad dual.

En España, como en otros muchos territorios, continúa habiendo decenas y hasta centenares de localidades o municipios sin cobertura móvil, o con una señal tan sumamente débil que no te permite hacer llamadas o enviar mensajes, con cierta regularidad o cuando lo necesitas.

Son territorios desconectados, abandonados por los operadores telefónicos que no quieren invertir en infraestructuras, por falta de rendimiento económico en aquellos lugares. Núcleos de población condenados a morir porque, si además de todas las dificultades para la vida en el mundo rural y la escasez de servicios, le sumas las dificultades para obtener conexión telefónica, resulta poco menos que imposible fijar población, cuando no es fácil vivir así. En esas circunstancias, no se puede pensar en el más mínimo desarrollo económico y social.

La cobertura móvil y un acceso a internet constante y seguro son elementos fundamentales, no solo para la conectividad de las personas, también para el teletrabajo y para cualquier negocio o comercio que utilice el cobro/pago con tarjeta, que son prácticamente todos, hoy en día.

Seguimos mirando a los pueblos con la misma mirada de siempre: los servicios son caros, allí cuesta más llevarlos y la baja densidad de población no los hace rentables, comparados con la ciudad, claro. Como si los servicios a la población tuvieran que ser siempre rentables, económicamente y a corto plazo.

Es preciso cambiar la mirada hacia el mundo rural y verlo como lo que realmente es: el único proveedor de alimentos para la población y especialmente para la de las áreas urbanas; el proveedor de recursos y servicios ambientales; y una aportación al Producto Interior Bruto (PIB) que, en el caso de España, es del 30%, del 40% en Francia y del 50% en Alemania. No está nada mal.

El Gobierno hace bien destinando unos 10.000 millones de euros de los fondos europeos que espera recibir, para reforzada la salida de la crisis provocada por la pandemia. El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, así como el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través del Plan de Recuperación y Resiliencia, harán bien en invertirlos de tal forma que sirvan para combatir la despoblación rural, incrementar las rentas de aquella población, así como aumentar su aportación al PIB.

A ver si se acaba, de una vez por todas, esa retórica de promesas que han venido repitiéndose año tras año en las últimas décadas de que "el próximo año llegará la fibra óptica", "todos los pueblos tendrán cobertura telefónica y acceso a internet". A ver si es verdad que ese denominado "Servicio Universal" que contempla la normativa para la telefonía fija, es una realidad en España para todas las formas de conexión, no más allá del 2023, e independientemente del operador telefónico que tengas, o de las componendas que algunos municipios han tenido que hacer para instalar un servicio público mínimo de conexión inalámbrica (wifi), que se queda colgado o interrumpido a la menor, por falta de capacidad.

Sombras, puntos negros, o zonas blancas, es la terminología que se utiliza para referirse a territorios desconectados o con una conexión débil, insuficiente, para lo que exige la sociedad de la información y el conocimiento en la que vivimos. La revolución digital en la que nos vemos envueltos, tiene un gran reto para dar luz e iluminar esos territorios, conectándolos a las redes mundiales de información y comunicación, contribuyendo así a la equidad e igualdad social en este mundo interconectado.

0 y 1 son los números del código binario, utilizado para la comunicación digital y a través de internet. Les dejo con Café Tacvba - 0 y 1

Aguadero@acta.es

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