El periodista Carlos Cuervo ofrece su visión sobre la situación actual del club tras dar un paso de gigante hacia la salvación en Segunda RFEF
Resaca de una gran victoria. Una sensación que pocas veces ha vivido el aficionado del Salamanca UDS en los últimos años, ya que lleva mucho tiempo inmerso en un tormento casi permanente, aunque a veces puede sentir la cara alegre del fútbol. ¡Y de qué manera lo hace aquellas pocas veces que pasa! El pasado domingo, el equipo charro sumó su décimo partido de Liga sin perder y se metió por primera vez en puestos de Segunda RFEF. Un milagro hecho realidad gracias a Lolo Escobar, al que se le cantó el "Lolo, quédate", provocándole las lágrimas en pleno partido. Dio para ser una de las frases del año con su declaración en rueda de prensa.
Por otro lado, durante la semana se vivió un ambiente de final y la parroquia blanquinegra no falló, alentando a sus futbolistas desde dos horas antes de que comenzase el choque al ir a recibirles a la puerta de los vestuarios mientras llegaban a cuentagotas en sus coches. En la previa, calor para los charros. En el partido, más calor. Y cuando el club, la plantilla y la afición van de la mano, todo es más fácil. 4-0 y a otra cosa, mariposa.
Por fin fue un día tranquilo. De hecho, el titular de la crónica que pudieron leer en SALAMANCA AL DÍA ya estaba escrito antes de la hora de juego -con el 3 a 0 en el marcador- y creánme cuando digo que es algo que se ha podido hacer con menos de los dedos de una mano. Lo más difícil ya está alcanzado, solo queda rematar. Sin errores. Y ayer volví a pensar lo mismo que en los días de gloria, el día que el Salamanca UDS se juegue un ascenso o algo gordo por arriba en el Helmántico?